"Yo voy a seguir corriendo tabla hasta que pueda", señala Ricardo Bouroncle, un cuya pasión lo llevó a fundar su propia marca: Wetsuits Boz, hace más de 45 años y mantenerla vigente hasta hoy.

El trabajo de Bouroncle ha sido reconocido por revistas internacionales como Surfer Magazine desde 1990, pues no todos los surfistas diseñan, confeccionan y prueban sus propios trajes.

¿Cuánto ha cambiado el sector en los últimos veinte años?Se ha desarrollado mucho con el ingreso de las marcas extranjeras. Es más, creo que en un momento hubo un exceso de marcas surfer. Entraron tantas que ahora están cayendo.

¿Cómo fue desde el inicio?Cuando empecé, en 1967, se surfeaba solo en los clubes Waikiki y Makaha. Yo fui subcampeón. Después de eso, en 1975, el ya no solo estaba en Lima, se había extendido por todo el litoral.

¿Cuál es el impacto que ha tenido el surf en el Perú?El 80% de los campeones de los últimos 40 años han salido de aquí. Recién ahora las marcas grandes están auspiciando a los surfistas hasta con sueldos. Antes los surfistas corrían con su bolsillo.

¿Cuándo empezó el interés por los auspicios?En mi época no existían los sponsors, los torneos los organizaban los clubes. No era que no había marcas grandes, simplemente no había marcas (risas). Al final de 1970 empezaron a dar premios de US$ 1,000 al primer lugar (pagado por el club responsable), después entraron las empresas.

¿Se puede vivir del surf?En realidad, para los deportistas, los presupuestos que se manejan no tienen nada que ver con los del fútbol o el tenis. Solo los tablistas más rankeados del mundo pueden vivir del deporte.

¿Qué hace que un surfista nunca deje de serlo?Tendrías que ser surfista para saberlo (risas). Yo surfeo todos los días y muchos de mis amigos también siguen haciéndolo. Lo bueno de este deporte es que no necesitas armar un equipo, como en el fútbol, o buscar un compañero, como en el tenis, acá solo eres tú y tu tabla. Eso lo hace mucho más sencillo.

Como empresario y surfista, ¿cómo ve el deporte?Yo, mientras pueda, voy a seguir corriendo tabla. Estar en el agua es mucho más bonito que estar en una cancha. La cancha no se mueve, el mar sí. Cada playa es diferente y ninguna ola es igual a otra.

¿Qué cree que le espera a la industria del surf?Ahora hay muchas competencias de marcas urbanas. Eso es bueno, genera competitividad. Además, el tiene 60 años en el Perú, no se irá a ningún lado.