Los egos, las rivalidades y las megafusiones del mundo real son el adn de la serie, destaca su productor. Líderes veteranos de grandes firmas de medios se resisten a ceder la posta.
Los egos, las rivalidades y las megafusiones del mundo real son el adn de la serie, destaca su productor. Líderes veteranos de grandes firmas de medios se resisten a ceder la posta.

Tara Lachapelle
Columnista 

“Voy a estar aquí por más tiempo de lo que piensas”, advirtió Sumner Redstone mientras sonreía y agitaba su dedo índice al entrevistador Charlie Rose. Redstone tenía 83 años en ese momento, y no estaba bromeando.

Era una escena digna del personaje Logan Roy, pero tuvo lugar más de una década antes de la llegada del éxito “Succession” de HBO, un programa sobre un malvado magnate de los medios de edad avanzada que no quiere ceder su trono, ni siquiera a sus hijos.

No, esto ocurrió en el 2006, y ahí estaba Redstone, un magnate de la vida real, jurando seguir siendo un personaje clave en el drama que más tarde llegaría al punto de ebullición en sus compañías –CBS Corp. y Viacom Inc.– y presagiando un periodo en que casi toda la industria enfrentaría sus propias incertidumbres y controversias de sucesión.

Los egos, las rivalidades y, por supuesto, las megafusiones en el mundo real del entretenimiento y los medios son lo que el creador de “Succession”, Jesse Armstrong, recientemente citó como “el ADN” del programa de , que transmitió su final de temporada a comienzos de este mes. Y aunque ninguna familia multimillonaria representa por completo a los personajes de Roy, no hay duda de que los Redstone, Murdoch y otros inspiraron aspectos de la deliciosamente oscura serie.

Sucesiones

El tema principal de la serie en particular debería resonar entre los expertos de la industria. Al igual que Logan Roy, los mayores líderes de Hollywood y del entretenimiento televisivo se están acercando al final de sus mandatos con lo que parece ser una aprensión de soltar, y en un momento en que sus negocios parecen estar necesitando sangre fresca mientras intentan mantenerse al día con los cambios drásticos en el apetito de consumo de video de los consumidores:

Redstone, que a los 95 años está enfermo y no puede hablar, no es el único veterano de Hollywood que trata de retener el poder. Pero el magnate y las compañías que controla son únicos en su especie en lo que respecta al nivel de drama que viven y la ignorancia voluntaria del buen gobierno corporativo.

El caso de CBS

En CBS ha surgido una amarga disputa sobre el futuro de la compañía de US$ 20,000 millones entre la hija de Redstone, Shari Redstone, y el presidente y máximo ejecutivo de CBS, Les Moonves, a quien nombró hace casi 13 años tras separar CBS y Viacom. Mientras luchan en la corte, Moonves se enfrenta por separado a una investigación por acusaciones de acoso sexual.

Incluso si Moonves de alguna manera permanece en su puesto, tiene 68 años y no está claro quién reemplazará al supervisor más estimado de la programación televisiva de la industria cuando se jubile. Viacom, la otra propiedad de los Redstone, también vivió una lucha de poder hace apenas un par de años y Shari Redstone ganó. Pero la propia Sra. Redstone tiene 64 años y parece decidida a quedarse el tiempo suficiente para trazar las próximas fases de CBS y Viacom, como recombinar las empresas y luego tal vez venderlas a otro conglomerado a medida que la demanda de contenido aumente las valoraciones de las adquisiciones y la escala adquiera más importancia que nunca.

Walt Disney

Walt Disney Co., he perdido la cuenta de cuántas veces se ha extendido el contrato del CEO Bob Iger, aunque a los accionistas no les importa; bajo su liderazgo y negociación, la acción ha tenido un desempeño superior. Ahora que está emprendiendo una adquisición por US$ 85,000 millones de activos de 21st Century Fox Inc., propiedad de Rupert Murdoch, Iger, de 67 años, nunca ha sido más indispensable para la compañía. Pero he explicado antes por qué eso también puede ser problemático: el conglomerado de Disney –con cadenas de televisión, estudios de cine, parques temáticos, un naciente negocio de streaming y pronto los activos de Fox– no debería volverse tan difícil de manejar hasta el punto de que Iger por sí solo sea incapaz de administrarlo.

A principios de este año, Disney extendió el contrato de Iger una vez más hasta diciembre del 2021, aunque desde entonces le otorgó a dos ejecutivos una mayor autoridad, lo que podría ponerlos en carrera para convertirse en los próximos CEO. Esperemos que se queden, a diferencia de los candidatos sucesores anteriores de Iger.

Fox

Mientras tanto, en Fox, Rupert Murdoch tiene 87 años y comparte el papel de presidente con su hijo Lachlan, de 46 años. Pero su otro hijo, James, el CEO de Fox de 45 años, parece listo para dejar el negocio familiar.

Todas estas figuras han desempeñado un papel importante no solo en la construcción y el crecimiento de sus empresas, sino también en la configuración de la sociedad a través de lo que observamos. Pero es hora de pensar qué aportarán estas marcas en la era de Netflix y los paquetes digitales baratos y quién los dirigirá en esta transformación de la industria en la que los gigantes tecnológicos tienen una ventaja.

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