Redacción Gestión

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Cuando probó la salsa a la huancaína, Jennifer Treptow se enamoró de sus ingredientes. Y es que la chef de las franquicias Olive Garden es una apasionada de los nuevos sabores y de las nuevas culturas.

¿Este es el trabajo de su vida?Sí, ya llevo más de una década. Me encanta mi trabajo. Cada dos años voy a un tour por toda Italia para actualizar mis conocimientos y ver la manera clásica de cómo se cocina en ese país.

¿Cómo mantener el ADN de Olive en todos los restaurantes?El trabajo es superduro. Una vez que vamos a Italia y lo desarrollamos, nos preparamos para que la comida sea fresca y simple para que pueda hacerse en 300 o 400 restaurantes. El secreto para mantener el ADN es hacer la comida clásica y las cosas simples.

¿Cuántas veces puede viajar al año?El 60% de un año estoy viajando. Últimamente, estoy viniendo más a Latinoamérica porque la marca está creciendo en la región. Lo ideal es que la comida que ofrecemos tenga algunos matices del gusto local.

¿Cómo logra adaptarse a las diversas culturas?Honestamente, yo amo los retos. Siempre es difícil, cada restaurante tiene su propio encanto.

Siempre hay un grado de dificultad.En un inicio sí es difícil , pero he viajado tanto y me he acostumbrado tanto al cambio que no me preocupa.

¿En qué momentos se inspira para crear?Hago mucha investigación. Explicamos cuál es la expectativa, sentimos el sabor de , visitamos mercados y supermercados no solo para entender lo que quiere el cliente, sino para ver lo que hay en el lugar, qué productos tenemos a la mano.

¿Ha intentado preparar comida local?Sí, pero es difícil, por los ingredientes. Me encanta la salsa a la huancaína y no he encontrado el ají amarillo. El año pasado en Navidad traté de hacerla.

¿Qué pasó?Estaba rico, pero no era lo mismo. No es posible cuando el ingrediente es tan especial.