En enero de este año, el comité organizador del anunció que, de la misma forma que ocurrió en Brasil 2014, se vendería cerveza en los estadios y en las zonas de ocio habilitadas para los aficionados en las once ciudades sede.

Y al igual que en la pasada, la idea no fue del agrado de algunos dirigentes locales que habían abogado por prohibir la venta de alcohol en los recintos para evitar incidentes entre los hinchas.

Por esta razón, la semana pasada las autoridades moscovitas con el visto bueno de la comunicaron que se prohibirá la venta de esta bebida en un radio de 2 kilómetros de cada cancha, incluyendo lógicamente las FIFA Fan Zone, donde los hinchas pueden ver los partidos en pantallas gigantes y celebrar los triunfos de sus equipos.

La medida entrará en vigor unos días antes del inicio del torneo y hasta que finalice. Ante la novedad, los productores y comerciantes rusos de cerveza advirtieron a las autoridades que si la comercialización se restringe durante el Mundial, los aficionados recurrirán al mercado negro para la compra.

La advertencia fue hecha en misivas enviadas al gobierno ruso, informó , el cual agregó que solo en Moscú el costo de la restricción sumaría U$S 31 millones en impuestos que no se pagarán por la falta de ventas.

Las ventas de cerveza en Rusia se han reducido en alrededor de un tercio en la última década debido al alza de los aranceles y las normas más estrictas sobre ventas y publicidad, y las empresas no esperan una reversión de la tendencia este año a pesar del empuje que podría significar el Mundial.

Diario El  Observador
Red Iberoamericana de Prensa Económica (RIPE)