1. El barGiancarlo Nazario ofrece desde un Jelly-shot de maracuyá sour, servida sobre una raspadilla azul, hasta un Martini gasificado, pasando por Absenta y su Popcorn de pisco sour.
"Tras este festín de embombe molecular en el restaurante diseñado por la arquitecta Pamela Teruya, con un interesante aprovechamiento de la madera como delimitador de ambientes, pasamos a cosa seria", apunta el artículo en la última edición de la revista G de Gestión.
2. Expreso orienteUna brocheta de escabeche en ajonjolí negro, un pocillo de Edamame spicy soya en vaina con algo de picor de sabor penetrante que poco a poco se gana la confianza del comensal y un Yakitori mixto, alitas de pollo con brochetas de idem y verduras en salsa de panca, miso y togarashi, suelen ser el inicio ideal
Después, en Ache, el Tiradito Nikkei es servido con salsa de soya, ostión, aceite y semilla de ajonjolí, más cebolla china, mientras que el Tiradito Yuzu domeña acideces locales agregándole el yuzu ponja, mandarina y lima.
Otro de los platos más pedidos es el Cha roll, hecho a base de langostinos crocantes y palta con un toque de tartare de salmón, guacamole y hebras de wantán sólido encima, que evidencia la experiencia mexicana del chef.
Por último, para salir del territorio marino, Kasuga propone el Black Buta, panceta de chancho en caldo de vegetales oscuros: berenjena, algas kombu y pac choy bebé al miso.
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