El universo digital asume un rol fundamental en las parejas modernas: hoy muchos usuarios no establecen contacto físico sin antes haber recurrido a alguna comunidad virtual; en tanto, para quienes ya sostienen una relación, Internet puede convertirse en el aliado ideal a la hora de desarrollar la chispa adecuada (¿o acaso destruirla?).

A vísperas de San Valentín, según un reporte global de Kaspersky Lab y Toluna, en tiempos de virtualidad las coincidencias entre amor y privacidad no siempre son felices. Aunque ocho de cada diez usuarios creen que cada miembro de una pareja debe tener algún espacio tanto dentro como fuera de línea, un 64% considera más importante su relación que su privacidad.

Así, si bien más de la mitad de los usuarios cree que su pareja debe solicitarle su consentimiento antes de publicar algo sobre ambos en redes sociales, una similar proporción de personas dice conocer los PIN o las contraseñas de los dispositivos de sus compañeros sentimentales.

Ante ello, los límites de la privacidad digital se hacen aún más difusos en otros escenarios: al menos el 26% almacena contenido íntimo en los dispositivos móviles de sus parejas, como mensajes, fotos y videos.

Pero eso no es todo. Este trastrocamiento puede manifestarse de distintas maneras: casi cuatro de cada diez usuarios opina que la actividad de su pareja debe serle visible, mientras que un tercio reconoce que sigue activamente a su compañero en el entorno online para saber lo que hace al tiempo que manifiesta que “debería saber” todo sobre sus cuentas y contraseñas.

San Valentin
San Valentin

Entorno poco propicio
Este comportamiento, según concluye el reporte, se ve sobre todo entre aquellos que admiten no estar completamente felices con la relación en la que se encuentran.

Tal vez no sea sorprendente que el 20% sienta que su privacidad en línea está en peligro debido a su pareja. Sin embargo, es un porcentaje que se eleva drásticamente (a un 48%) entre los que consideran que su relación “es inestable” o “no tiene futuro”. Con lo cual la privacidad puede convertirse en la causa de la tensión, especialmente entre las parejas infelices.

Limitaciones
No es necesario, no obstante, estar inmerso en una relación tóxica para que la privacidad sea un aspecto algo espinoso. Según el estudio, no tenerla en suficiente dimensión causa fricción: el 33% de los usuarios reconoce haber discutido con su pareja porque uno de ellos vio algo sin el consentimiento del otro.

Es así que, aunque puede haber disposición para permitir que la pareja cruce los límites de la privacidad (el 72% de usuarios dice no tener nada que ocultar), la mayoría procura mantener ciertos aspectos bajo siete llaves.

Bajo esa premisa, es más probable que los internautas oculten el contenido de los mensajes que envían a otros (24%), el dinero que gastan (23%) y los portales web que visitan (22%). Pero, nuevamente, las relaciones poco felices tienden a esconder mucho más.

¿Sus datos están en peligro? Cuando se va la “magia”
Compartir recuerdos especiales o contenido íntimo en una relación puede ser un acto natural cuando existe confianza, ¿pero qué ocurre cuando las cosas se desmoronan?

De acuerdo al mismo estudio, uno de cada diez usuarios en el mundo admitió que compartió o quiso compartir públicamente información privada de su ex (12%). De hecho, los hombres (17%) son más propensos a hacer esto que las mujeres (7%). Así, el temor a este abuso de confianza sería una de las razones por las cuales, tras una ruptura, más de la mitad decide eliminar la información de su anterior pareja de sus dispositivos móviles y redes sociales.

Sin embargo, tampoco faltan quienes actúan de manera furtiva: algunos encuestados reconocieron que en algún momento optaron por espiar a sus ex a través de las redes sociales (31%) o para hacerlo emplearon una cuenta a la que tenían anteriormente acceso (21%).