De la mano de marzo, llegaron también las clases, el uniforme y las tareas. Parece que un cúmulo de responsabilidades se suma a la rutina del trabajo.

Sin embargo, enseñar cualidades como la responsabilidad y el saber escuchar a los hijos son los mejores ejemplos de liderazgo que puede entregarles.

El difícil primer día
Ingresar a un espacio desconocido puede ser un cambio brusco también para los más pequeños. “Algunos pueden presentar desde inseguridad hasta grados variables de llanto y ansiedad”, señala la especialista en siquiatría infantil de la Clínica Anglo Americana, Carla Cortez.

En esos casos, la doctora sugiere que los padres sean pacientes y se queden unos minutos con el niño hasta que pueda insertarse en la dinámica del salón.

“No es conveniente retirarse a escondidas o llevarse al niño a casa, pues el temor podría incrementarse”, añade Cortez.

Si el menor es adolescente, es recomendable llamarlo cuando llegue al colegio y hablar con él después del trabajo. “Si llega muy tarde, acercarse a darle un beso o las buenas noches genera que el hijo sienta la presencia del progenitor”, indica la sicóloga de la Clínica Ricardo Palma, Carmen Bravo.

La especialista también señala que el desayuno es un momento oportuno para abordar al estudiante con preguntas sobre sus experiencias y brindarle frases motivadoras.

La organización evita la frustración
Imagine que usted debe presentar un informe diario firmado por uno de sus superiores. Y cuando este olvida hacerlo usted es reprendido.

Una experiencia similar atraviesan los pequeños en la escuela: “No hay nada más frustrante para un niño, que recibir una llamada de atención porque el padre se olvidó de firmar el cuaderno de tareas o comprar algo que le pidieron”, indica Bravo.

Una eficiente planificación desde casa ayudará a ahorrar tiempo y evitar situaciones de estrés a los padres. “Anticipe a los niños de los cambios que se presentarán en la rutina de alimentación y sueño. Controle el uso de dispositivos electrónicos, especialmente durante la noche”, explica al respecto Cortez.

En cuanto a la supervisión de las tareas, los expertos coinciden en que esta debe ser una labor compartida en caso de que ambos padres trabajen. “Pueden alternar los días o acordar el apoyo para determinados cursos”, menciona la sicóloga Bravo.

Conexión emocional
Escuchar y comunicar adecuadamente son cualidades que todo líder debe manejar con eficiencia. Talia Baracco, senior manager de la consultora Michael Page, considera que a través del diálogo se puede alcanzar un soporte emocional adecuado para que el niño obtenga buenos resultados académicos.

“La relación entre padre e hijo no debe consistir en ‘cobrar’ tareas y dar órdenes. Si explicamos el porqué e inculcamos un sentido de responsabilidad, el cumplimiento de las obligaciones se dará por sí solo”, explica Baracco.

Bravo añade que los niños aprecian mucho los ‘tips’ de sus padres para superar los problemas en la escuela. “Sirve hablar incluso de lo que uno aplica en el trabajo”, añade la siquiatra.

Baracco sugiere aprovechar las actividades extracurriculares para desarrollar disciplina. Además, aconseja estar alerta a cualquier cambio en el estado de ánimo y rendimiento del menor, puesto que este podría ocultar sus dilemas por vergüenza.