Con 15 años en la gestión cultural, Ángela Delgado tiene en su haber dos hazañas (una consecuencia irremediable de la otra): haber concretado un festival con tinte internacional fuera de Lima, y poner a la Ciudad Blanca en el escaparate de la industria cultural.

La peruana detrás del narra que si bien el evento está respaldado en un sistema de organización internacional, "sumar auspiciadores sigue siendo lo más complicado". Pese a los obstáculos, nada la ha detenido, sigue soñando en grande.

¿Qué es lo que más le aporta el festival a la Ciudad Blanca?
El festival cubre dimensiones insospechadas, a nivel cultural, económico y turístico. Ha quedado demostrado que las personas están sedientas de actividades de esta naturaleza, y que puede potenciarse el turismo cultural.

¿Cuál es la lección?
Que la cultura no es un gasto, sino una inversión. Es una industria capaz de generar réditos económicos, sociales, etcétera.

¿Aspira a que se consolide?
Creo que se va a consolidar poco a poco un circuito. Está probado que la gente tiene la necesidad de consumir cultura y debemos propiciar el crecimiento de ese consumo. No podemos estar orgullosos de que aumenten los centros comerciales, cuando no ocurre lo mismo con las bibliotecas, parques zonales, zonas de entretenimiento público.

¿Cuál es su máximo propósito?
Para mí, el cielo es el límite.

Pero aspiro a que Arequipa se consolide como capital cultural del Perú y espero ayudar a posicionarla.

¿Cuál debería ser la punta de lanza para generar más dinamismo cultural?
Es necesaria una política a nivel nacional, que sea el paraguas del que puedan desprenderse diversas acciones. Necesitamos encaminarnos hacia una descentralización de país a través de la cultura.

¿Cómo podríamos empezar?
Siendo coherentes, cuando analizamos todas las ventajas competitivas de cada zona del país, desde el plano cultural. Por ejemplo, Arequipa tiene una tradición fotográfica maravillosa que se remonta al siglo XIX, y tenemos que rescatar todo ese acervo. Lo otro consiste en ver cada ciudad como posibilidad de intercambio.

¿Y cómo podría lograrse?
Analizando en qué estado están nuestros parques, museos, teatros y que podamos romper esa inercia absurda de tener elefantes blancos en cada esquina. Los lugares públicos tienen que ser fuentes de inspiración, a través de la inclusión de propuestas culturales.

¿Cuáles son los desafíos que enfrentan actualmente los gestores culturales?
Necesitamos romper la creencia de que cultura es un hobby, un complemento prescindible o una actividad suntuaria. Ese es un mito. Lo otro es hacer entender a los demás que la cultura no es un gasto.

EL DATO
Consecuencia. Ángela Delgado está convencida de que el Hay Festival es para Arequipa una "palanca de desarrollo cultural". Y espera que, en un futuro cercano, se genere un sistema de propuestas que enriquezcan la actividad cultural de la Ciudad Blanca.