Los qatarís estuvieron atentos al encuentro entre Francia y Bélgica, que decidió al primer finalista de Rusia 2018. (Foto: AFP)
Los qatarís estuvieron atentos al encuentro entre Francia y Bélgica, que decidió al primer finalista de Rusia 2018. (Foto: AFP)

Dentro de cuatro años, el Khalifa International Stadium de Qatar albergará un partido de cuartos de final del Mundial, pero este martes tuvo que conformarse con una gran pantalla.

Unas 4,500 personas llenaron la zona de aficionados del estadio, donde se mostró la semifinal entre Bélgica y Francia del , mientras el reloj corre para la Copa del Mundo de Qatar en el 2022.

Atef, un local de 30 años que apoya a Bélgica, explica que ha disfrutado del torneo, cuya final se disputa el domingo.

"Es competitivo, ver un equipo nuevo en la Copa del Mundo la hace más interesante", opina, aunque admite que el ha ejercido más presión sobre Qatar para repetir la gesta con un torneo igual de exitoso. "Para ser sincero, sí, hay mucha presión. Esta será la primera Copa del Mundo en Medio Oriente. No es solo grande para Qatar, es grande para la región".

El partido atrae a personas de todo Doha, en su mayoría hombres, pero también hubo muchas familias y mujeres presentes. Seguidores de Qatar, Kenia, Bangladesh, India y Pakistán se pegan a la pantalla, gritando y saltando a cada ocasión de gol.

Los vendedores de refrescos y palomitas de maíz se mueven entre la multitud y la gente sigue llegando unos 30 minutos después del inicio.

El estadio tiene aire acondicionado y lo requiere, ya que la humedad de un verano de Doha hace que la temperatura se sienta como si estuviera por encima de 40 grados Celsius (104 Fahrenheit), pasadas las nueve de la noche.

Está claro que Bélgica es la favorita de los aficionados en el estadio Khalifa, aunque algunos seguidores exhiben camisetas francesas de réplica.

Pero el juego también muestra el atractivo del Mundial: una fanática de la India, Pooja, admite que realmente no le gusta el fútbol, pero se interesa cada cuatro años cuando llega la Copa del Mundo.

Cerca está Mohamed, un maestro de Qatar acompañado de su familia, pero que también está pensando en cuatro años más adelante. "Creo que podemos hacerlo mejor que Rusia, porque antes había más deportes en Doha", dice.

La candidatura del Mundial de Qatar ha sido golpeada por varias controversias sobre acusaciones de corrupción, abuso de los derechos humanos y el problema del alcohol para los fanáticos cuando se espera que alrededor de 1.5 millones de seguidores viajen a Doha en el 2022.

Qatar, un país musulmán conservador, no es un 'estado seco', pero mantiene reglas estrictas sobre la compra de alcohol. Se venderá alcohol en el torneo, pero el plan por ahora es restringirlo a ciertas zonas.

Mohamed, sin embargo, no está molesto. "No hay problema con eso. Si quieres beber, bebe", zanja. Pero, ¿no se ofenderán los locales? "No, no lo creo", dice Mohamed.

Extender la visa

El adolescente Jassim, de Bangladesh, viste un atuendo qatarí y dice que no ve la hora de disfrutar los juegos en vivo dentro de cuatro años.

"Me emociona tanto que iré a los partidos en el 2022", dice el jugador de 15 años.

En lo alto del graderío se encuentra Alex, keniano de 29 años y guardia de seguridad, que anima a Bélgica porque un ex jugador del equipo nacional, Divock Origi tiene raíces en Kenia.

Pero su mente está tanto en el 2022 como en la semifinal. Ha estado en el Golfo durante dos años y una de las razones por las que vino a Qatar es la Copa del Mundo.

"Será un privilegio para mí ver el Mundial", dice entusiasmado. "Si mi visa expira, tendré que encontrar una manera de extenderla, así que estoy aquí para el 2022".

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