Cinco siglos después de la muerte de , la National Gallery de Londres recurre a sus pupilos más aventajados para revivir al genio. Lo hace, sobre todo, exhibiendo "Flora", una obra restaurada de Francesco Melzi, el alumno "favorito" del polifacético artista.

Esa delicada pintura, que muestra a la diosa de la primavera y las flores con un pecho descubierto es, sin duda, el plato fuerte de la "sala 12" de la galería londinense que alberga la exposición "Leonardo's Legacy: Francesco Melzi & the Leonardeschi".

Se trata de un préstamo temporal -de apenas un mes- del Museo Hermitage (St Petersburgo) que el visitante podrá contemplar hasta el 23 de junio.

El lienzo se exhibe junto con otros nueve trabajos clave, cuidadosamente escogidos, de los llamados "Leonardeschi", la denominación que se daba a la legión de seguidores o herederos de la admirada y particular técnica del polifacético Da Vinci a principios del siglo XVI. También a aquellos artistas que se sintieron fascinados e influenciados por su manera de pintar.

Es, sin duda, "un préstamo excepcional y muy importante ", según destacó hoy en la presentación a los medios la comisaria de la muestra, Emily Burns, al observar que "no se conocen muchos trabajos suyos y es la primera vez que viene a este país".

"Esta obra ha sido recientemente restaurada, así que aún se ve mejor que antes. Se le han retirado muchas de las capas de barniz amarillo y ahora se pueden apreciar hasta los pequeños detalles", explicó.

Burns habla con orgullo de los logros de los conservacionistas que, tras despojar a la pintura de esas capas viejas de barniz, lograron dar la vuelta al aspecto "extremadamente apagado y oscuro" que antes presentaba la obra.

"El azul parecía un verde oscuro (...) No se podían ver las pequeñas flores de la esquina (...) En el proceso de conservación, llevaron a cabo análisis con rayos infrarrojos que mostraron que Melzi había pintado el contorno del cuerpo desnudo y después la ropa", advirtió.

Melzi (1493-1570) fue, además, el hombre que acompañó a Leonardo en sus últimos años y el principal responsable de preservar los cuadernos de notas y dibujos del genio para la posteridad.

Su renombrada pintura "Flora" se sitúa al lado de otras nueve obras de otros admiradores del pintor italiano, como "La Virgen y el niño", de Giovanni Antonio Boltraffio (aproximadamente 1493-9), otro de los más destacados, según la experta, pues fue "de los artistas (milaneses) a los que enseñó Leonardo, el de mayor éxito".

"Desarrolló su propia técnica y llegó a tener su propio círculo de seguidores", observó.

Por su parte, el director del Museo Hermitage, Mijail Piotrovski, afirmó, en un comunicado, que "es la primera vez que 'Flora' ha salido de Rusia desde que la restauró Maria Shulepova, revelando los detalles y la riqueza de color que llevaban perdidos durante décadas bajo capas de barniz viejo".

También están expuestos en esta exposición el "Cristo entre los médicos" (1515-30), de Bernardino Luini, "San Juan Bautista en el desierto" (1513-22), de Martino Piazza, "Retrato de un hombre de 20 años" (1494), de Marco d'Oggiono o el "Narciso" (1500), de un seguidor de Giovanni Antonio Boltraffio.

Considerado un genio adelantado a su tiempo o un visionario, derrochaba un talento indiscutible y contaba con una mente prodigiosa, que contribuyó al desarrollo del conocimiento en materias dispares como la pintura, la ingeniería civil o la anatomía.

Su prolongada estancia en Milán le reportó la admiración sin fin de un reguero de discípulos, que, como él, también recurrieron a la técnica del "sfumato", la iluminación difusa, los rostros ambiguos y un cierto deje melancólico de los personajes de sus obras.

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