(Bloomberg) Richard Branson ha puesto en marcha muchos nuevos negocios. Rara vez hundió uno intencionalmente.

Pero eso es exactamente lo que hará el 10 de abril (si el clima lo permite), cuando corte la cinta correspondiente a su último emprendimiento, un histórico buque de guerra convertido en sitio de buceo justo al sur de Mountain Point en Virgen Gorda, que forma parte de las Islas Vírgenes Británicas.

Cuando se sumerja en el Océano Atlántico, el Kodiak Queen --uno de los cinco barcos sobrevivientes del ataque a Pearl Harbor-- se convertirá oficialmente en BVI Art Reef, un ecosistema marino artificial y un sitio de buceo sobrenatural coronado por la escultura de un Kraken de 80 pies de largo.

Pese a estar situado cerca de la Isla Necker, propiedad exclusiva del multimillonario, el nuevo proyecto de Branson es de lo más democrático.

En primer lugar, no está pensado como un enorme generador de dinero. Los ingresos llegarán a través de los operadores de buceo –-los cuales cobran, en su mayoría, unos modestos US$ 100 por inmersiones con un solo tanque en otras partes de las Islas Vírgenes Británicas. (El sitio en sí es de libre acceso si alguna vez navega en la zona por su cuenta).

Lo que se recaude de los proveedores locales será canalizado para apoyar distintas causas regionales, desde la preservación marina hasta las iniciativas de justicia social. El fomento de los programas educativos de natación juvenil en la fundación multifacética y sin fines de lucro de Branson, Unite BVI, es un objetivo muy importante.

"Las Islas Vírgenes Británicas son una colección de pequeñas islas rodeadas de hermosos arrecifes de coral llenos de vida, pero muchos lugareños nunca han tenido la oportunidad de ser testigos de este exuberante mundo submarino porque no tuvieron la oportunidad de aprender a nadar", dijo Branson a Bloomberg en una entrevista, citando una estadística según la cual uno de cada 10 niños no puede cruzar una piscina.

"Una de las razones por las que he apoyado este proyecto es que creo que inspirará a la gente a querer aprender a nadar, a hacer snorkel y, en última instancia, buceo --y mi mayor esperanza es que, cuando eso ocurra, se enamoren del mundo que vive bajo la superficie y se vuelvan apasionados por protegerlo y preservarlo".

La conservación marina es una pasión personal de Branson, pero BVI Art Reef comenzó con una historia de preservación completamente distinta, la del desmantelado Kodiak Queen.

A pesar de la significación histórica del barco, había decaído a un punto tal que era imposible repararlo; un propietario anónimo lo había abandonado en las Islas Vírgenes Británicas, y estaba prevista su demolición después de haber pasado años en un depósito de chatarra. En resumen, el Kodiak Queen se había convertido en una monstruosidad.

"En las Islas Vírgenes Británicas, tenemos un montón de barcos abandonados encallados en la isla principal de Tortola", explicó Branson. "Distraen de la belleza natural del lugar".

Uno de los miembros del equipo de Branson, un mecánico y fotógrafo naval llamado Owen Buggy, vio una oportunidad: "[Buggy] me propuso la idea de eliminar del buque cualquier riesgo ambiental y luego hundirlo intencionalmente para convertirlo en un arrecife artificial y un sitio de buceo recreativo", recordó Branson. No fue difícil convencer a este emprendedor serial de embarcarse en el proyecto.

Restaurar el Kodiak Queen requirió nueve meses. Aunque la suma de la inversión no fue revelada, es probable que el proyecto haya costado más de US$ 4 millones, lo que costó crear y hundir otro arrecife artificial en Palm Beach, Florida, a principios de este año.

El proyecto fue posible gracias al financiamiento de Maverick1000, una red mundial de emprendedores que transforman la industria; la ayuda en ingeniería de Commercial Dive Services con sede en las BVI; y la visión artística de seis cerebros creativos de Secret Samurai Productions, Art Reef BVI.