(Foto: AFP)
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Cameron Karosis se preocupa siempre de proteger su información personal. Pero el mes pasado libró una fea batalla contra el Covid-19, con dolores de cabeza, fiebre, problemas para respirar y una visita a un hospital, y ahora divulga de buena gana toda información que pueda ayudar a contener la propagación del .

Karosis ya suministró su información personal a los servicios de salud de Massachusetts. Y dice que si le piden que use una aplicación telefónica que sigue sus pasos, sin revelar su nombre ni su dirección en Cambridge, con el fin de rastrear los movimientos del virus, también lo haría.

“Estoy enfermo, en cuarentena, debo responder por eso”, dijo este vendedor de software de 27 años. “Uno puede causar muertes”.

A medida que los países de todo el mundo empiezan a contemplar el levantamiento de las restricciones y la reapertura de las economías y de las sociedades, se sigue de cerca a la ciudadanía, en naciones ricas y pobres, autoritarias y libres.

Surgen nuevos sistemas para seguir los pasos de las personas infectadas y las que no, y dónde han estado, en China, Corea del Sur y Singapur. Y se analiza el uso de sistemas de vigilancia --algunos usando información del GPS, otros informes médicos-- en Israel, Alemania, el Reino Unido, Italia y otros países.

El desafío por delante es cómo limitar la propagación del virus sin restringir la libertad de la gente de salir de sus casas.

Ya sea que se usen “pasaportes de inmunidad” o aplicaciones para los teléfonos, el objetivo es proteger la salud pública. Pero los expertos dicen que es fundamental evitar que la información recabada para minimizar la propagación del virus sea retenida indefinidamente y esté disponible para la policía, sin restricciones, o incluso para hackers.

“Hay que preservar las libertades civiles”, dijo Jake Laperruque, abogado del Proyecto sobre Vigilancia Gubernamental, una organización sin fines de lucro de Washington. “Si se colecta información relacionada con la salud pública, se la debe usar solo con ese fin”.

Los científicos creen que cientos de miles de personas que se recuperaron del virus podrían tener algún tipo de inmunidad, pero no saben por cuánto tiempo. Es vital poder rastrear las infecciones para estar en condiciones de levantar las cuarentenas.

“El virus no se irá a ninguna parte. Si fijamos una fecha, volverá a diseminarse”, dijo el doctor Tom Frieden, experto en enfermedades infecciosas y exdirector de los Centros para el Control y la Prevención de las Enfermedades de Estados Unidos. “Hay que pensarlo cuidadosamente antes de decidir cómo y cuándo” levantamos las restricciones.

El doctor Anthony Fauci, el principal experto en enfermedades infecciosas de la Casa Blanca, dijo que el gobierno estadounidense considera la posibilidad de emitir certificados de inmunidad para personas cuyos análisis de sangre indican que desarrollaron anticuerpos para combatir el virus, entre otras cosas. Pero todavía no decidieron qué medida sería la más efectiva, según declaró.

Apple y Google están colaborando en la creación de una tecnología para teléfonos celulares que alerte a los usuarios si se sentaron en un banco o estuvieron en una tienda junto a un extraño al que posteriormente se le encuentra el virus.

A diferencia de otros métodos de rastreo más invasivos usados por algunos gobiernos, Apple y Google usan modelos que detectan la proximidad física y teclas codificadas para preservar la anonimidad de la gente.

Las dos empresas dicen que trabajan en software a ser usados exclusivamente por departamentos de salud pública, con la condición de que su uso no sea obligatorio.

Al margen de la tecnología, los expertos dicen que hay que considerar cuidadosamente las implicaciones de este tipo de tecnologías. ¿Quién recabará y corroborará la información? ¿Cuánto tiempo será retenida? ¿La gente usará voluntariamente la aplicación en cantidades suficientes como para que resulten útiles?

“Sabemos que a menudo las ‘medidas de emergencia’ siguen vigentes una vez caducado el período previsto inicialmente”, dijo Deborah Brown, investigadora de Human Rights Watch.

Destacó asimismo que los sistemas que monitoreo de la ubicación de los teléfonos celulares y los datos del GPS dan más información, no solo el lugar donde estuvo una persona.

“Se pueden ver los contactos y sus relaciones, incluso las creencias religiosas y políticas”, comentó. Si alguien estuvo en una iglesia o una mezquita.

Susan Landau, profesora de ciberseguridad en la Universidad Tufts, dice que “duda” de la efectividad de estas tecnologías para contener la propagación de un virus.

“¿Acabarán con el distanciamiento social? No, porque hay mucha gente que no tiene síntomas”, señaló.

La obtención de información debe complementar, no reemplazar, políticas de salud bien manejadas, según Deborah Seligsohn, profesora de ciencias políticas de la Universidad de Villanova.

Resta por verse hasta qué punto la gente está dispuesta a compartir información personal.

“No me gusta la idea de ser obligada a usar una aplicación y que las empresas tecnológicas sepan de mí más de lo que ya saben”, dijo Maura Cunningham, escritora de Ann Arbor, Michigan. Aunque dejó abierta la posibilidad de compartir hasta cierto punto información personal para frenar el virus.