Hace seis años el Ministerio del Ambiente implementó un programa en Perú que busca hacer del reciclaje una institución y que ya tiene resultados.

El Programa de Segregación en la Fuente y Recolección Selectiva de Residuos Sólidos (PSF) en viviendas urbanas a nivel nacional ya ha involucrado a 249 municipios de los 25 departamentos del Perú.

La idea no sólo consiste en reducir significativamente la contaminación ambiental: también busca generar nuevas oportunidades de empleo formal.

¿Cuáles son los resultados hasta ahora? Gestión.pe conversó con Sergio Escalera, Coordinador de Regulación Ambiental para Norte, Centro y Sudamérica de Tetra Pak, quien manifestó que, actualmente, se reciclan 1,500 toneladas de residuos al año.

¿Cuál es la clave? Es simple y se puede comenzar desde casa: Separar los residuos para su posterior reciclaje.

¿En qué consiste el programa de segregación en la fuente y la recolección selectiva de residuos sólidos?

La gestión de residuos busca separar y hacer más eficiente la captación de esos recursos, no verlos como basura, sino como recursos para introducirlos en procesos secundarios del mismo mercado. La separación de la fuente contribuye, en el inicio de la cadena de recuperación de residuos, hacer que eso sea más eficiente.

La simple separación en los domicilios, en reciclables, orgánicos, secos o mojados, contribuye en aprovechar un porcentaje mucho más alto esos recursos.

En ciudades donde se introduce la recolección selectiva, que es separación de la fuente, se duplica el volumen que se capta de esos reciclables. Es decir, si consideramos que el 30% de los residuos que generamos en las casas, son residuos reciclables, con la introducción de separación de la fuente, se puede alcanzar niveles de un 20%.

Este programa se implementó en el 2011 en Perú, ¿cómo se hizo?

Se trata de cambiar de un modelo de consumo lineal, en el cual compramos, consumimos y descartamos, a un modelo circular en el que compramos, consumimos y reintroducimos en el mercado estos subproductos de tal manera que su permanencia sea definitiva o mayor. Esta idea está permeando en países desarrollados como los europeos y también en países latinoamericanos. La separación de la fuente, la recolección selectiva y finalmente la valorización de los subproductos, que es la recuperación del valor residual que tienen estos, es un elemento central en la eficiencia de las ciudades.

Estas regulaciones de gestión de residuos no generan costos adicionales. Al revés, significa que las ciudades van a recuperar un valor económico que estaban desperdiciando. Significa que se van a generar cadenas reproductivas donde va a haber empleos formales, generación de riqueza adicional. Es contribuir a un concepto económico mucho más integral.

¿Cuál es el impacto de este programa en Latinoamérica?

La aplicación de estas ideas o regulaciones tiene diferentes ritmos y enfoques. Los grados en los cuales se va implementando varía de manera enorme debido a las culturas distintas. En algunos indicadores encontramos que, en países en donde se está más adelantado como Brasil o México, hay resultados espléndidos. En México, hablando del envase de Tetra Pak, este año se va a cerrar con un volumen acopiado cercano a las 36 mil toneladas.

En Perú actualmente se reciclan 1500 toneladas anuales, que para el volumen que se genera, es un número relevante. Estamos entre el 10 y el 12% aquí. Para la etapa inicial del programa de separación de la fuente son excelentes números.

¿Hay alguna proyección para los siguientes años?

Con la implementación generalizada de esta separación de la fuente esperamos esto se duplique. Podríamos llegar a un 25% en los próximos años.

¿Qué hace falta?

El enfoque que se le da a la gestión de residuos urbanos domiciliarios es el enfoque de responsabilidad compartida. Es decir, cada una de las partes que tiene que ver en la generación de residuos tiene que hacer lo que debe. El encargado de la recolección y transporte de los residuos, que puede ser municipalidad, concesionario o grupo de recicladores, tiene que mantener esa separación. Eso se llama recolección selectiva. Luego esos residuos se clasifican de manera más detallada: tipos de plásticos, celulósicos por tipo de papel, el vidrio, entre otros, y se pone a disposición del mercado para que se utilicen como materia prima. Eso es responsabilidad compartida.

¿Cómo hacer para que los impulsos no queden en eso?

Lo que tenemos que hacer es no hacer programas sino instituciones. Tenemos que buscar que los elementos regulatorios e institucionales hagan que ese programa sea permanente y que esto esté blindado ante cualquier cambio político. Eso requiere una modificación en la regulación ambiental.

¿Cuál es el rol de la empresa en el reciclaje?

El rol que cumplen va más allá de la provisión de bienes y servicios. Debemos entonces tener muy claro que nuestro rol es ser los motores de la sustentabilidad de la sociedad. Por ejemplo, a mí me parece que algo que se debe exigir a la parte productiva de la sociedad es que introduzcan elementos de eficiencia ambiental, de desempeño, de medición y compromiso en cuanto a su comportamiento productivo. Pero no solo eso, sino que también se inserten en la sociedad para que colaborar, para resolver otro tipo de problemas que van más allá.

¿Qué retos tienen las empresas?

Un consumidor que tiene una apreciación muy clara del producto o empresa que le está sirviendo es un consumidor que genera una lealtad, algo más importante que alguien que incluso compra a pesar de. Aquí es importante mencionar que esta parte de comunicación ambiental que hacen algunas empresas en algunos casos está revestida de una comunicación que no está basada en datos concretos o medibles.

¿Por ejemplo?

Cuando una empresa dice que un producto es verde o eco amigable no dice nada, es una frase vaga. Pero cuando tú estableces un compromiso con organizaciones como la Global Reporting Initiative o los Science Based Facts, en los cuales hay elementos de medición y hay que determinar por qué se dice lo que se dice, cómo se comprueba esa reducción de emisiones, es un ejemplo.