La basura podría ser el combustible del futuro.
La basura podría ser el combustible del futuro.

Veintitrés ciudades y regiones que suman 150 millones de habitantes alrededor del mundo se comprometieron a reducir su volumen de residuos incinerados o depositados en vertederos, que representan una fuente creciente de emisiones de gases de efecto invernadero.

Cinco ciudades europeas y ocho estadounidenses, así como Cataluña, Tokio, Dubai, Toronto, Vancouver, Montreal, Sidney y Tel Aviv, entre otras, han firmado una declaración conjunta para reducir en un 50% para el 2030 la cantidad de desechos vertidos e incinerados.

Además, se han comprometido a aumentar la tasa de recuperación (compostaje o reciclaje) un 70% respecto al 2015, y a reducir un 15% la producción de desechos per cápita.

Otros pasos específicos incluyen facilitar la donación segura de alimentos, e impulsar políticas locales como la reducción o prohibición de plásticos descartables y no reciclables. Los signatarios del acuerdo informarán públicamente su progreso cada dos años.

Según los cálculos de la coalición de ciudades C40, la resolución evitará generar 87 millones de toneladas de residuos cada año, que de otro modo producirían gases de efecto invernadero.

Los desechos se están convirtiendo en una de las principales amenazas para el medio ambiente, dado su crecimiento es más rápido que cualquier otro contaminante.

La basura quemada produce dióxido de carbono (CO2) y los desechos en vertederos lanzan a la atmósfera grandes volúmenes de gas metano. Se estima que anualmente se producen alrededor de 2,000 millones de toneladas de desechos municipales.

La declaración C40 Cities indica que reducir los desperdicios y mejorar su gestión es "esencial" para alcanzar los objetivos de los acuerdos climáticos de París 2015, y mantener el aumento de la temperatura global por debajo de 1.5 grados Celsius.

En Estados Unidos, desde que el país abandonó el acuerdo climático, varias jurisdicciones municipales han relevado al gobierno federal en sus esfuerzos para tratar de reducir las emisiones de carbono. Aunque no es el caso en otros aspectos, la gestión de residuos depende enteramente de los municipios.

"Reducir drásticamente los desechos ayudará a frenar las emisiones de carbono mientras nos ayuda a construir una ciudad más justa, más limpia y más habitable para todos los neoyorquinos", dijo el alcalde de Nueva York, Bill de Blasio.

Washington, Filadelfia, Portland y San Francisco son las grandes ciudades que han adherido a la declaración.

Todos estos actores, estadounidenses y otros, se reunirán en San Francisco durante dos semanas a mediados de setiembre para la primera Cumbre Mundial de Acción Climática.

Allí participará la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, presidenta de C40, quien manifestó su apoyo a la iniciativa: "Para alcanzar los objetivos más ambiciosos del Acuerdo de París, debemos transformar con urgencia todos los aspectos de nuestra forma de vida moderna, incluido lo que estamos desechando", dijo.