Apoya a la selección en su último partido en la Copa América 2019. (Foto: AFP)
Apoya a la selección en su último partido en la Copa América 2019. (Foto: AFP)

Asientos vacíos, canchas en mal estado, largas colas de aficionados para recoger sus entradas, problemas con el videoarbitraje y hasta un partido comenzó con 20 minutos de atraso.

La Copa América ha tenido toda clase de inconvenientes desde su arranque el 14 de junio, pero los organizadores del torneo insistieron el viernes que su desarrollo ha sido óptimo al dar un balance previo a la final del domingo entre Brasil y Perú en el estadio Maracaná.

Los problemas alcanzaron ebullición el miércoles, cuando la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) mandó una carta de seis páginas a la Conmebol en la que criticó varias facetas de la competición. Muchos de los puntos planteados también fueron aireados por otras selecciones, incluida la del anfitrión Brasil.

La Conmebol no ha respondido de forma oficial a la AFA. Tampoco los organizadores de la Copa América.

“No estamos diciendo que tenemos un torneo perfecto, pero estamos sentando las bases, los parámetros para el futuro”, dijo Hugo Figueiredo, el director de competiciones de la Conmebol.

Los organizadores también rechazaron las quejas sobre el uso el videoarbitraje (VAR), uno de los puntos principales en la carta que Argentina presentó tras perder 2-0 su semifinal ante Brasil el martes. El VAR es operado por la empresa española Media Pro, también criticada por Argentina.

Los argentinos, con Lionel Messi llevando la voz cantantes, creen que debieron señalarse dos penales a su favor en el partido. El árbitro Roddy Zambrano no recurrió al VAR en ninguna oportunidad.

“Implementamos el VAR de una manera innovadora. Siempre habrá críticas”, dijo Figueredo. “El VAR es una herramienta para los partidos. Es decisión del árbitro usar o no el VAR"

Los organizadores también insistieron que la concurrencia a los estadios ha sido fuerte pese a los visibles claros en los partidos, incluyendo la semifinal del miércoles en Porto Alegre, en la que Perú derrotó 3-0 a Chile.

Se pusieron a la venta casi 1 millón de entradas, y 800,000 espectadores han acudido a los 24 partidos que se han disputado hasta ahora, y se espera la asistencia de otros 100,000 para la final y el duelo del tercer puesto entre Argentina y Chile en Sao Paulo.

Pero fueron pocos los partidos de la fase de grupos que convocaron a más de 20,000 aficionados en los estadios de las seis ciudades sede.

Los ejecutivos defendieron el costo de las entradas, diciendo que subieron de precio apenas un 10% con respecto a la edición del 2015 en Chile. Brasil se sumergió en una crisis económica desde entonces, con casi 13 millones de desempleados.

El boleto más barato de la Copa América costó el equivalente de US$ 30. Ese el doble del precio de las entradas populares para los partidos del Brasileirao, el campeonato nacional.

Figueiredo y Thiago Jannuzzi, el gerente general del torneo, ignoraron las críticas sobre las canchas con césped mal tratado en cuatro de las seis sedes. Hasta el equipo de casa criticó los campos de la Arena de Gremio en Porto Alegre, la Arena Fonte Nova en Salvador y el Mineirao de Belo Horizonte.

La cancha del mítico Maracaná también está mal, lo que obligó que la organización decidiera cancelar los entrenamientos de Brasil y Perú habían previsto realizar ahí el sábado.

Además, muchos hinchas debieron esperar más de una hora para recibir sus entradas en sitios alejados de los estadios; Chile llegó tarde para su partido de cuartos de final ante Colombia porque su hotel estaba muy lejos de la Arena Corinthians; y algunos predios de práctica no tenían agua caliente al iniciar el torneo.

Esta Copa América cierra un largo ciclo de competiciones deportivas de gran magnitud en Brasil, desde la Copa Confederaciones 2013; la Copa del Mundo 2014 y los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016.

La organización del próximo torneo en el 2020 se repartirá entre Argentina y Colombia, con los primeros a cargo de la inauguración y los últimos con la final.