Redacción Gestión

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(Bloomberg) Cuando el Capitán América aparezca nuevamente en la pantalla grande el 6 de mayo, el público probablemente estará excitado por su muy esperada lucha con el Hombre de Hierro.

El resultado de la batalla es, empero, una conclusión inevitable: Walt Disney saldrá victorioso. Los analistas de la taquilla dicen que Captain America: Civil War –la octava película Marvel de Disney desde que compró la empresa en 2009 y la tercera del Capitán América- podría competir con los mayores éxitos de la franquicia. Las reseñas son abrumadoramente positivas y las ventas de entradas anticipadas eclipsaron a otras películas de superhéroes, confundiendo a los pesimistas, quienes venían advirtiendo que el público quizá se esté cansando del género.

El probable éxito da el puntapié inicial a un verano que quizá bata récords en ventas de entradas y que para los analistas podría ser el mejor año de Disney en el cine en toda su historia. Disney, con una cuota de mercado de 25 por ciento este año, está dominando el negocio del cine en un grado sin precedente. En el primer semestre, Disney tendrá la película en el puesto No. 1 en 13 de las 26 semanas, predice Barton Crockett, analista de FBR Capital Markets. "Tendrán la cuota más alta en una generación, o tal vez de todos los tiempos", dice.

El estudio también está sumando puntos con una mezcla de películas nostálgicas como su secuela de Star Wars y éxitos impulsados por la tecnología, como El libro de la Selva, dice Crockett. "Parecen saber qué quiere el público en un nivel nunca visto".

Las ventajas de Disney residen en su capacidad para contar historias y en la fortaleza –y cantidad- de sus marcas. Warner Bros. de Time Warner tiene DC Comics, y Universal Pictures de Comcast tiene una rama de animación fuerte, pero la escala de Disney no tiene parangón. Esto se debe en parte a una ola de adquisiciones del máximo responsable, Bob Iger, que incluyó Lucasfilm, Marvel y Pixar. Eso desarrolló el estudio en cinco marcas cinematográficas poderosas mientras sus competidores no invertían en un negocio de riesgo.

Para no quedarse atrás, estudios rivales están revolviendo sus archivos para reponer películas dándole un giro nuevo, como Los Cazafantasmas de Sony Pictures con personajes femeninos. O deben encontrar propiedades en franquicia, como el emprendimiento de Paramount Pictures con Hasbro para llevar a la pantalla un universo construido en torno de la figura de acción, G.I. Joe. La presión para competir probablemente estimulará adquisiciones. "Las firmas más pequeñas que tengan un contenido único seguirán siendo objetivos de compra", dice Christopher Marangi, administrador de cartera en Gabelli Funds, que invierte en acciones de medios. Pero algunos analistas temen que la presión del sector genere adquisiciones costosas que destruyan valor en tanto las compañías cinematográficas persiguen –y pagan de más- objetivos como Lions Gate Entertainment, creador de Crepúsculo y Los juegos del hambre.

La inversión de miles de millones de dólares realizada por Disney en compañías productoras desde 2006 comenzó a rendir frutos en 2016. Las cinco unidades cinematográficas podrían lanzar este año un número récord de películas que superen los US$1.000 millones en ventas de entradas. "Durante 25 años hemos hablado de las seis compañías mundiales de entretenimiento (pero) quizás estemos empezando a ver la estratificación entre ellas", dice Jonathan Kuntz, historiador del cine y profesor en la Escuela de Teatro, Cine y Televisión de UCLA. "'Supermajors' (como en el caso de las grandes empresas petroleras) es un término adecuado para lo que es Disney, y Comcast y Time Warner aspiran ser".

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