(Video y foto: AFP/AP)

Jeff Koons, cuya escultura "Rabbit" se ha convertido en la más cara de un artista vivo, genera pasiones: para unos, es un ícono revolucionario, y para otros, un puro producto cínico de un mercado especulativo.

El "Rabbit", un moldeado de acero de un conejo inflable, se vendió el viernes a US$ 91.1 millones en Christie's de Nueva York.

Superó al "Portrait of an Artist (Pool with Two Figures)" del pintor británico David Hockney, que llegó a los 90,3 millones de dolares el pasado noviembre.

Hace seis años, Jeff Koons era ya el artista vivo más caro del mercado del arte, con su "Balloon Dog" (1994-2000). Pero su mercado había decaído en los últimos años.

Ello, debido a la relativa depreciación de quien fuera llamado por sus adversarios "el príncipe del kitsch", además de sus problemas judiciales y sus reiteradas polémicas, especialmente en torno a un proyecto ("Ramo de tulipanes") ofrecido a Francia tras los atentados de 2016.

"Los recientes ataques contra el artista estadounidense le traen publicidad que le puede resultar beneficiosa", auguraba en 2018 un informe de Artprice, líder de los bancos de datos sobre la cotización e índices del arte.

Para el experto Alex Rotter de Christie's en Nueva York, el "Rabbit" no es solamente "la obra más importante de Jeff Koons", sino también "la escultura más importante de la segunda mitad del siglo XX".

"Es el anti-David", dice en referencia a la obra maestra de Miguel Ángel, de principios del siglo XVI.

"Jeff Koons (...) es un ícono" explica a la AFP Thierry Ehrmann, presidente de Artprice. La prueba, según él, es que sus obras "figuran en portada de varios libros y revistas de grandes editores de referencia" para el arte contemporáneo.

Sus obras son trabajadas a los largo de varios años, y ello aún a riesgo de irritar a compradores y galeristas, opina.

Ehrmann recuerda que hubo escándalo con las obras de Andy Warhol hace 50 años, cuando representaban dólares, y que la historia se reproduce con Koons.

Avatar de Warhol

Según el experto de arte contemporáneo Jean-Philippe Domesq, "la razón del éxito de Koons es que es conservador, y no de vanguardia: es el avatar de Andy Warhol. Otra vez, se trata de un fenómeno en el que el aura del artista cuenta mas que el aura de su obra".

"¡Es incluso retaguardia! Es como hacer Ingres en la época de los impresionistas (...)" asegura.

Pero Nicole Esterolle critica en varias revistas de arte un mercado que beneficia solamente a un puñado de artistas, cuando una mayoría difícilmente sobrevive, y condena "una venta récord en el gran mercado de la inepcia y el cinismo".

Ello es "síntoma de la deriva cada vez más incontrolable de los sistemas artístico-económico-financieros, afirma a la AFP, y acusa a la "institución cultural" de apoyar esa deriva.

¿Por qué se compra un Koons con millones de dólares o euros? Según Domesq, "los compradores no son incautos, sino que demuestran tener los medios, y garantizan su prestigio al afirmar: +miren, soy capaz de invertir tanto dinero en nada+".

Es el "financial art", el arte financiero: "en él se compra arte teniendo menos en cuenta su calidad estética que su inflación financiera", fustiga Domesq.