Gianni Infantino
Gianni Infantino

La parece estar a punto de crear un oligopolio que podría destruir el fútbol de clubes en todo el mundo.

Dos años después de asumir la presidencia del órgano rector mundial del deporte, busca crear una nueva competencia que lleve a los mejores clubes del mundo a competir por un premio de US$ 1,900 millones.

Se corre el riesgo de exacerbar la brecha de riqueza entre los clubes más grandes y más pequeños del mundo a tal punto que la tendencia de los últimos años, donde solo unos pocos clubes tienen posibilidades reales de ganar un título, sin duda se agudizará aún más.

No está claro cómo se estructurará completamente la liga, pero el Financial Times ha informado que consistirá en 24 equipos de clubes que competirán en un torneo una vez cada cuatro años, que se realizará en una región o país. Es probable que los mejores equipos de los torneos continentales (las respectivas Ligas de Campeones en Europa, América, Asia y África) tengan la oportunidad de competir por el trofeo mundial.

No hay certeza de que el plan se materialice. Los españoles están totalmente en contra de la iniciativa y la controversia ha llevado a la FIFA a retrasar la votación para su aprobación.

Pero si se concretara, daría a los clubes más ricos la oportunidad de enriquecerse aún más, otorgádnoles más poder financiero para obtener a los mejores jugadores del mundo y clasificarse para los premios más importantes, y así sucesivamente. La Premier League de Inglaterra es ilustrativa.

Los clubes ingleses que compiten en la Liga de Campeones, la principal competencia de clubes de Europa, generaron ventas promedio de 398 millones de libras en la temporada 2015-2016, según la consultora Deloitte. El club promedio de la Premier League que no participó en una competencia europea registró ingresos de solo 110 millones de libras.

La ramificación de ese dominio financiero se refleja en quién ha ganado el título de la Premier League de Inglaterra. Hay 20 clubes en la liga al mismo tiempo, pero solo seis equipos lo han ganado desde su inicio en 1992. Con la excepción de una sola victoria individual por Blackburn Rovers y Leicester City, los únicos ganadores han sido Manchester United, Manchester City, Chelsea y Arsenal.

Bajo el nuevo plan de Infantino, los 24 equipos de todo el mundo que competirían recibirían algún ingreso extra, mientras que los equipos que se estanquen en las ligas locales no recibirían dinero. Los 24 también se beneficiarían de una mayor exposición global, permitiéndoles asegurar patrocinio adicional e ingresos minoristas.

Podría ser aún peor para las ligas no europeas. Las competenias fuera de la región, incluidas las continentales, son significativamente menos lucrativas. El puñado de equipos que califiquen para el campeonato de Infantino se beneficiaría significativamente del ingreso ampliamente expandido, lo que debería traducirse en un dominio sustancial en casa.
La lógica desde el lado de la FIFA es clara.

La organización obtiene un importante pago una vez cada cuatro años de la Copa del Mundo, por lo que el calendario de este nuevo torneo podría equilibrar esos altibajos excesivos.

¿Pero a qué precio? El plan actual no solo podría crear un desequilibrio adicional en el juego de clubes, sino que también permitirá a compañías privadas tomar una participación del 49% en la nueva empresa, según el FT.

La FIFA es, al menos aparentemente, una organización sin ánimo de lucro que tiene como objetivo reinvertir todos los excedentes de ingresos en el juego. Eso está muy bien si uno está de acuerdo con la premisa del torneo, pero teniendo en cuenta su efecto, el factor añadido de entregar tanto poder a los inversores privados cuya principal motivación son las ganancias y no el bien del juego es preocupante.

Cuando se considera de manera integral, el fútbol global es un gran negocio. Pero individualmente, incluso los clubes más grandes son realmente poco más que PYMEs: los ingresos del Manchester United en 2017 fueron de 581 millones de libras.

La FIFA tiene que preguntarse: ¿es su principal motivación enriquecer a un puñado de clubes o apoyar el deporte en sí? Esta propuesta logra lo primero a expensas de lo segundo.

Por Alex Webb

Esta columna no necesariamente refleja la opinión de la junta editorial o de Bloomberg LP y sus dueños.