André Agurto
Es probable que a estas alturas usted haya discutido más de una vez con un amigo, un familiar o un compañero de trabajo sobre las elecciones presidenciales. Algunos debates se dan desde el respeto y la empatía, pero no todos. En esta polarización que vive el país, y que se agrava por la pandemia, el romper vínculos con los nuestros y “cancelar” al que piensa distinto se ha vuelto el pan de cada día.
La sicología social, la antropología y la sociología nos dan una explicación sobre este fenómeno.
Un país dividido
La socióloga Milagros Sáenz asegura que este fenómeno lo vemos en todos lados. “La polarización de ideologías políticas está a nivel mundial. Lo vimos en EE. UU., en el Brexit, en Francia”, apunta. “El votante promedio tiende a estar en el centro, pero es atraído por los discursos extremistas cuando habita en países de constante caos, pues estos discursos se alimentan del miedo, de la insatisfacción y rabia”, detalla.
Si hablamos del Perú, Sandra Céspedes, sicóloga social y profesora de Pacífico Business School indica que cada 10 o 20 años se presentan aquí estas grandes disyuntivas que parten el país en dos masas. “A nivel Latinoamérica, la polarización es fuerte cuando se presenta en religión y deportes, pero lo es aún más cuando se trata de política”, explica.
Alexander Huerta-Mercado, profesor de antropología de la PUCP, concuerda, pero afirma que el tiempo es mayor y lo vincula a problemas del pasado que aún arrastramos. “Cada 30 años ha habido polarización”, dice, refiriéndose a las elecciones del 90 y, antes de eso, a la dinámica social que propuso el gobierno de Velasco Alvarado. “Así ha sido la historia del Perú. Hubo una polaridad bastante fuerte desde la época de la conquista, que fue el encuentro de dos mundos”, explica el docente.
Escuchar al otro
En este ambiente tenso que vivimos, es complicado debatir y ser empático con una postura que está al otro extremo. Céspedes, por ejemplo, dice que en estos casos “empieza a generarse el famoso pensamiento grupal, que desafortunadamente es malo para la toma de decisiones”. Asimismo, comenta que el pensar en grupo hace que los miembros tomen una postura sin necesariamente estar de acuerdo, pues finalmente es el conjunto el que decide.
Para Huerta Mercado, todo el tiempo vivimos estas relaciones. “Lo que hacen las elecciones es articular todo, ponerlo junto y vemos en HD las contradicciones que tenemos como nación”, manifiesta. “Lo único que tenemos son treguas parciales. Es parte de nuestra historia vivir en este tipo de dialéctica, de crisis. Pasado el susto, cualquiera sea el resultado, seguiremos adelante porque es parte de nuestra costumbre”, añade.
El futuro
¿Saldremos de esta polarización? Para Céspedes, la dejaremos paulatinamente, pero es indispensable sentarnos a cambiar ideas y generar metas superiores como país.
Huerta Mercado, de otro lado, sostiene que la crisis y la pandemia nos dan la oportunidad de reordenarnos como nación. “Cualquiera que entre va a tener que entablar un diálogo con la población. El problema es que no escuchamos al otro. Lo hacemos más para responder y refutar que para entender”, explica.
EN CORTO
Emocionales. Otro factor a considerar y que, según Huerta Mercado, no existía en la campaña del 90 son las redes sociales. “La Internet nos genera la ilusión de que somos escuchados. Eso, sumado a una crisis que nos tiene muy emocionales, generan lo que estamos viendo”.