El lunes 16 de abril es una fecha clave en el calendario de Javier Balbín, gerente general adjunto del BBVA. Desde hace meses se prepara para correr la maratón de Boston.

En el mundo de las maratones hay seis grandes competencias en el planeta. Balbín, quien esta vez no luce zapatillas ni ropa deportiva, sino un cómodo terno azul, ha corrido cinco de ellas: Nueva York, Chicago, Londres, Berlín y Tokio. Para cerrar esta tarea, solo le falta Boston.

“Para mí es muy importante. Hay una medalla que recoge las seis medallas de quienes las han corrido todas. Existe un registro en el mundo”, apunta desde su oficina en lo alto de una torre en San Isidro.

¿Cómo empezó esta afición?
Mi padre nos enseñó a correr, primero distancias cortas, cuatro o cinco kilómetros, cuando nadie en Lima corría o eran muy pocos los que lo hacían. En el 2008 lo retomé con mucha seriedad.

¿Por qué?
Porque decidí regresar a mis orígenes. Además, es una manera de desfogarte y pensar cosas en el camino.

¿Qué piensa cuando corre?
Le doy vueltas a varias decisiones que tengo en la cabeza y ese oxígeno que te da la calle, otro ambiente, te ayuda a ver ángulos que no habías pensado y la verdad es que uno termina con decisiones tomadas no solo laborales sino personales. Dentro de ese ambiente abierto, la mente se relaja y te permite llegar a las decisiones que 

¿Cómo es su rutina?
Me levanto a las 6 a.m., corro de lunes a jueves una distancia que va de 10 a 15 kilómetros y los sábados hago entre 25 y 34 kilómetros,según el plan de entrenamiento, eso va subiendo en distancia y exigencia. Descanso viernes y domingo.

¿Quién elabora ese plan de entrenamiento?
Tengo una entrenadora que lo que hace es prepararme un plan de entrenamiento de mínimo cuatro meses. Se trata de un plan integral.

¿Qué ha dejado por las maratones?
El alcohol lo debes dejar en cero. El alcohol lo que hace es deshidratarte, lo otro son las salidas nocturnas. Por eso lo que uno hace también es tomarse vacaciones del mismo deporte, porque si no la práctica se hace pesada o aburrida. Cuando uno se plantea una carrera tan exigente como una maratón, uno debe tomársela en serio.

¿Dónde corre?
Bajo el ascensor y estoy en el malecón de Miraflores. Para mí los dos lugares más bonitos para entrenar son el malecón y el Central Park en Nueva York.

¿Hay alguna meta para Boston?
Quiero terminar las seis carreras debajo de las cuatro horas. Mi objetivo es estar entre las tres horas y 30 minutos y las 3 horas con 40 minutos. Mi récord fue en Chicago con 3 horas y 30. Me gusta estudiar la carrera ver el recorrido, ver los planos.

¿Es usted un ‘chancón’?
Soy un tipo disciplinado en todo. En las carreras, en el trabajo.

¿Cuántas personas tiene a cargo?
Tengo seis reportes directos y hay en mi área 160 personas.
¿Cómo es su forma de ser jefe?, ¿también corre?, ¿apura a su equipo?
Debo ser de los que les ponen prisa a las cosas, sentido de urgencia. Me gusta delegar, mi estilo es ser cercano con la gente. Sé el nombre de cada uno, identifico personas y no números.

En sus objetivos profesionales, ¿ha corrido o ha caminado para cumplirlos?
Creo que he corrido un poco. Al volver de la operación en Madrid he ido escalando posiciones. La maratón ha sido un complemento necesario en este trayecto.

¿Cómo es ese complemento?
En el mundo de la empresa hay que fijarse metas, objetivos, hay que elaborar un plan de trabajo y empezar a cumplirlo. Eso es exactamente lo que sucede con la maratón. El mundo corporativo es una maratón, no es una carrera corta, es de largo plazo. La maratón lleva a la persona al límite, el mundo corporativo te lleva al máximo y te enteras de cosas que antes no creías posibles de conseguir. Nada es gratuito, en ambos ámbitos hay mucho trabajo de por medio.