No ha estado libre de amagues de conflictividad social, pero Cerro Verde, a diferencia de otros proyectos de su envergadura, ha llevado una buena relación con su entorno social. Julia Torreblanca, vicepresidenta de Asuntos Corporativos de la mina arequipeña, explica el por qué.

"Nosotros venimos trabajando desde el 2003 en varios temas en cuanto a relaciones comunitarias. Para poder facilitar la expansión que hicimos en el año 2004, construimos no una sino dos presas bajo modalidades similares a las asociaciones público privadas que se usan hoy. Con eso incrementamos 120 millones de metros cúbicos en la sub cuenca del río Chili. Fue una decisión que implicó un gran costo económico, pero que benefició a los agricultores", explica.

"Sabemos que un proyecto no es sostenible si solo se enfoca en sí mismo. En Cerro Verde buscamos beneficiar también a la población con nuestras inversiones", dice Torreblanca.

Desde la mina también han impulsado inversiones más recientes, como la planta de tratamiento de agua potable La Tomilla II y otras para aguas residuales.

"Hay que mirar dentro recordar que tenemos regiones y muchas necesidades dentro del país. Es un reto, pero se va a tener que afrontar con menos recursos. Pero las empresas están llamadas a seguir cooperando con conocimientos técnicos y con los gobiernos locales. Hay espacio para seguir apoyando", concluye Torreblanca