(Foto: USI)
(Foto: USI)

En el mercado local aún es poco usual hablar de bolsos hechos con “cuero” de hojas de piña o zapatos con “látex” del árbol de shiringa.
Sin embargo, el nicho de consumidores de estos productos sostenibles están dispuestos a pagar un precio más alto si esto garantiza no afectar el medio ambiente.

Por eso, Gestión conversó con algunas marcas que emprendieron el camino de la moda sostenible y los obstáculos que se presentaron.

Las Polleras de Agus

Griela Pérez, gerente general de Polleras de Agus, se planteó romper hábitos de consumo cuando creó la marca. Ahora no solo aspira a que las niñas usen polleras, sino las ejecutivas.

El factor clave del negocio es la exclusividad. Sus 13 artesanos han elaborado bordados que pisaron las pasarelas de Estados Unidos y Francia. Además, la marca estuvo presente en la Semana de la Moda en Madrid.

“Ofrecemos productos en edición limitada y cada uno es confeccionado por un artesano diferente”, señala Pérez, quien agrega que España, Alemania y Dinamarca están interesados en sus prendas.

Una de las dificultades del proyecto es integrar la tecnología en el negocio y sus colaboradores. Los artesanos deben conectarse a Internet para recibir pedidos. Les tomó tres años aprender a trabajar través de las redes sociales.

Insecta

La marca se especializa en la producción de mochilas y maletines de “cuero” que se elaboran a partir de las hojas de la piña y del árbol de shiringa.

Su consumidor principal es la comunidad vegana y el 70% de los clientes son mujeres. Sin embargo, la firma de Sandra Vall, busca atraer al público de oficina con los maletines y neceseres.

Por eso, sus maletines están diseñados para llevar una laptop de hasta 14.5’’. “Vienen reforzados internamente para que la laptop no se golpee y la base tiene patitas”, puntualiza Vall, quien garantiza que el material es lo suficientemente fuerte para durar entre 3 y 5 años.
Vall señala que los canguros y los bolsos transparentes están en tendencia, aspecto que siempre toma en cuenta.

Los precios de los productos varían entre S/ 69 y S/ 299. La empresa ha buscado descentralizarse y por eso tiene tiendas en Arequipa y Cusco. Asimismo, el equipo está en búsqueda de una plaza para ingresar al mercado chileno.

Evea

La marca inició con una producción de maletines que fue retirada del mercado por cambiar de color.

“No podíamos entrar al mercado con esto. Por más que fuera ecológico no era de buena calidad”, cuenta Cristian Gutiérrez, encargado de marketing.

El equipo buscó un ingeniero químico que los asesorara en la producción de suelas de caucho. “Ganamos un startup y los S/ 50,000 nos ayudaron a pagar la investigación”. Otro fondo de S/ 150,000 fue invertido en los prototipos de tallas y una máquina de biotextil.
La firma se interesa por recoger comentarios de sus clientes.

“La primera versión era muy incómoda. Algunos se protegían el talón para no lastimarse. Ya lo corregimos”, señala Gutiérrez. Además, la marca planea ampliar su línea de productos. Y también ingresar a nuevos mercados como Costa Rica y EE.UU. Ahí desarrollarían un modelo en tendencia como los “snickers tenis”.

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