Tiendas cerradas y producción paralizada. El escenario de la moda luce apagado. Sin embargo, el mundo es consciente de que no es momento de extrañar las pasarelas ni las nuevas colecciones a pesar de sus beneficios económicos. Tal vez, por el contrario, es la oportunidad para replantear la forma de consumo de la industria textil, la segunda más contaminante del mundo, siendo responsable de un 10% del CO2 emitido en un año.
Demanda y producción excesivas
Antes del confinamiento, expertos relacionados al mundo de la moda ya advertían sobre la amenaza que supone para el planeta la sobreproducción. Según recoge el portal El País de la Asociación de Moda Sostenible de España, se producen 13 kg de textiles por persona en el mundo al año.
Además, el poliéster es el material más contaminante y el más empleado, seguido del algodón, que requiere 1.5 mil millones de litros de agua anuales, según el último estudio de la consultora Nature.
Asimismo, las personas utilizan una prenda un 36% menos que hace quince años, pero consume un 40% más. De hecho, un estadounidense sale a comprar ropa cada cinco días y medio. Y, en el caso de Inglaterra, sus ciudadanos adquieren en promedio 27 kg de ropa cada año.
Primeras soluciones
Respecto a los materiales, de acuerdo con el portal La Vanguardia, la solución que se perfila es aumentar el uso de materiales como el cáñamo. “El tejido no necesita riego en comparación con el algodón orgánico que puede llegar a requerir tres litros de agua por camiseta”, explica un diseñador al medio.
Pero esto es algo que se podría controlar si es que las fábricas no se concentran únicamente en los países asiáticos. “La dependencia de proveerse en lejanía puede ser nefasta, pues tampoco permite dar una respuesta rápida a escenarios de emergencia como el actual”, comenta el portal Moda.es.
75% se redujeron las ventas de la industria de la moda, según la consultora McKinsey y Business of Fashion.
La venta online
En cuanto a la idea de generar eventos onlines, varios diseñadores discuten qué posibilidades abre esta opción. Las agencias de relaciones públicas y productoras de eventos formulan estrategias para generar desfiles privados y exclusivos para ciertas audiencias.
Además, la crisis global ha hecho que varias marcas se replanteen nuevas formas de minimizar costos y excedente de piezas.
“Los expertos encontrarían así una oportunidad en generar colecciones solo por órdenes de compra y no basados en proyecciones de ventas de años anteriores”, señala el portal Business Of Fashion.
Cambios en el consumidor
Actualmente, las marcas con mayor engagement con su audiencia “son aquellas que se han mostrado empáticas, vulnerables y reales ante la situación que ocurre a nivel mundial”, resalta Moda.es.
Esto lleva a pensar que una de las tendencias que más se reforzará será la del interés de consumidores por saber más acerca de las marcas, cómo suman en sus vidas, qué hay detrás de sus procesos y valores.
Por otra parte, Javier Vello, socio de EY especialista en retail, señala que “las empresas podrían buscar que la tienda vaya a casa del cliente”. A través de videos, asesores de moda ayudarían en el proceso de compra.
En cuanto a los probadores, Según Lara, experto en retail de la consultora Retalen, imaginar tiendas sin probadores no resulta tan complicado. “ En Arabia Saudita, las tiendas carecen de este espacio. Los clientes se las prueban en casa”.
- Producción cuestionada -
Consumo mundial. Alcanza ya 62 millones de toneladas de ropa por año y los expertos prevén que llegue a los 102 millones de toneladas para el 2030. Asimismo, el mercado textil crea 92 millones de toneladas de residuos por año y al menos el 85% de esos tejidos se entierran o queman, según datos del centro de investigación Fair Fashion de la Universidad de Glasgow.