En cuestión de cinco días, la modelo y creativa Marina Testino se ha ganado un sobrenombre en la Semana de la Moda de París: "la chica de amarillo". No es una tendencia, sino una decisión con la que intenta movilizar a la industria de la moda hacia la sostenibilidad.

Es el segundo proyecto de concienciación ecológica que Testino, sobrina del fotógrafo peruano , hace recientemente, tras haber pasado dos meses vistiendo el mismo traje rojo y compartiéndolo orgullosa en su perfil de Instagram, donde cuenta con más de 22,000 seguidores.

En esa ocasión, la idea de esta graduada en marketing de moda, nacida en Nueva York en 1994 de padre peruano y madre española y criada en Cataluña, era mostrar que el ciclo vicioso de vestir un estilismo cada día debe superarse.

"En el mundo de las redes no es cada día un 'look', son cinco cada día, y por las "influencers" todos los demás se sienten forzados a tener cada día un estilismo. Esta saturación de ropa no funciona y no estamos haciendo nada para mejorarlo, solo empeorarlo", dice.

Tras dos meses con el traje rojo, que lavaba fácilmente al vapor, ahora viste de amarillo usando prendas de marcas ecológicas como Eco Alf, Hip Bottle, For days, Stone Shop, Sonia Carrasco o Escudo, para servirles de altavoz.

Si marcas no sostenibles quieren vestirla para eventos -gesto frecuente entre "influencers"- pide que sea ropa "vintage", y si tiene un acto especial, la alquila o la pide prestada a sus amigos.

"La finalidad es ver las opciones y crear conciencia de que hay marcas que están haciendo algo bueno, que son de tendencia y guays, solo que la gente no las conoce. Sé que muchas personas simplemente no lo quieren hacer o no quieren cambiar", asegura Testino.

El proyecto se engloba en la creación de su marca Point off view, creada hace año y medio, que crea colecciones cápsulas con artistas de todo tipo para aunar moda y arte, y se vende a través de internet o puntos de venta en Perú y México, pero el acto de rebeldía del rojo y ahora el amarillo la están convirtiendo en un fenómeno en sí misma.

"Odio esa palabra, pero ahora que soy una 'influencer', pensé que sería bueno tener un enfoque que importe y una voz a favor de la sostenibilidad, ya que no hay mucha gente en el sector que lo haga de forma divertida, que te dé ganas de sumarte al desafío", señala, apuntando que las marcas ecológicas pueden parecer "aburridas".

Su perfil en Instagram, al contrario, es un panel de colores con ideas originales y propuestas de estilismos fáciles de llevar.

"Creo que la idea de todo esto es decir que no necesitas tanto. El proyecto se construye con respecto a cuatro ideas: simplifica; comparte o alquila; opta por mercados de segunda mano; y compra en marcas sostenibles", defiende.

Siguiendo el esquema de la economía circular, comprar se convierte en el último recurso, "solo cuando sepas que lo vas a utilizar y que no es un capricho de moda o de poca calidad".

Reconoce que muchos ven en su campaña una contradicción, pues ella forma parte de la industria y asiste a los desfiles que proclaman cada seis meses un cambio de tendencias, pero asegura que este es el lugar en el que ella puede hacer una declaración de principios.

"Aquí están las marcas que tienen que cambiar su forma de producir. Si no lo hago aquí, ¿dónde me van a oír?", dice.

Además, Testino ha pedido a las agencias que la representan en Nueva York y París que no le manden más regalos de marcas, para dejar de aceptar cosas que no necesita, y devolverá las prendas que las marcas sostenibles implicadas en el proyecto le están prestando.

Después del rojo y el amarillo, no sabe qué color o idea vendrá, pero ahora está convencida que su futuro en la moda será sostenible o no será.

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