Redacción Gestión

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Cuando Anna Wintour, editora de la revista Vogue para Estados Unidos, opinó que solo Benedict Cumberbatch "dio en el clavo" con su código de vestimenta masculina en el Met Ball 2014, la gala después de los premios Oscar, su comentario no causó mucha controversia en la bien sabida elegante sociedad de Nueva York.

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Después de todo, ¿qué es "un moño blanco con decoraciones? (No, como muchos supusieron, simplemente la adopción de un esmoquin blanco digno del filme Crucero del Amor, sino un atuendo completamente de la serie televisiva Downton Abbey que solo el británico y elogiado Bradley Cooper estuvo cerca de lucir perfectamente.)

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El comentario de Wintour, sin saberlo, puso fin a una tregua de una década entre los que ignoran las sutilezas de los códigos de vestimenta para resaltar mejor y esos conformistas no menos combativos cuya noción de lo "apropiado" en tales funciones asegura que el "Oscar del mundo de la moda" vaya con un swing (estilo de jazz).

A pesar del esfuerzo por seguir la elección de Wintour de indumentaria masculina, la mayoría no pudo saltar el último obstáculo, y al hacerlo, demostró hasta qué punto hemos llegado a lo largo del camino hacia una sociedad informal.

Estamos, sin duda, viviendo en una época más relajada. ¿Cuán relajada? Bueno, yo no vi a nadie asistiendo a la Met Ball con zapatillas de vestir Lanvin, pero mi sospecha es que casi seguro algún pequeño. ¿Fue siempre así? No lo creo.

Por el contrario, el viernes casual fue casi la apoteosis de la antigua formalidad, una excepción necesaria para una regla que necesitaba romperse, aunque solo sea para reforzar la idea de que, despojados de su uniforme de negocios, los hombres luchaban para vestirse (al menos para la oficina).

El viernes casual fue abandonado poco después de que los hombres de negocios en EE.UU. comenzaron a vestirse con polos cuello de camisas y pantalones de algodón – subvirtiendo con ello la demanda por una individualidad simbólica – mientras que sus colegas en el Reino Unido se presentaban con su ropa de jardinería.

Las semillas de lo casual han sido sembradas: cada vez más hombres hablan de su "tercer armario", equidistante entre las necesidades de la sala de reuniones y los requisitos de la 'pichanga' de los domingos por la mañana.

Esta temporada, los jeans más ligeros lavados al ácido están de nuevo en circulación, poniendo fin al compromiso obvio que era el "denim oscuro" – incluso cuando las discotecas y otros paraísos de autoritarismo de oscuridad siguen insistiendo en ello).

Mientras tanto, lo "premium" de marcas casuales como Moncler, Belstaff y Barbour ha forjado un mercado secundario para los artículos que otrora se vieron relegados a las esquinas de nuestro armario. Al mismo tiempo, las marcas, incluyendo Berluti y Brunello Cucinelli, han creado armarios completos diseñados para aquellos que prefieren la elegancia llena de comodidad por encima de las restricciones tradicionales del vestir Savile Row.

Esta temporada, los jeans más ligeros lavados al ácido están de nuevo en circulación, poniendo fin al compromiso obvio que era el "denim oscuro" – incluso cuando las discotecas y otros paraísos de autoritarismo de oscuridad siguen insistiendo en ello).

Mientras tanto, lo "premium" de marcas casuales como Moncler, Belstaff y Barbour ha forjado un mercado secundario para los artículos que otrora se vieron relegados a las esquinas de nuestro armario. Al mismo tiempo, las marcas, incluyendo Berluti y Brunello Cucinelli, han creado armarios completos diseñados para aquellos que prefieren la elegancia llena de comodidad por encima de las restricciones tradicionales del vestir Savile Row.

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Durante generaciones la esencia de lo casual ha permanecido menos definido por la ropa usada que el comportamiento de la persona que la lleva, consagrado en la bella figura, que, entre sus credenciales exclusivistas de caballerías y comportamiento, aísla la manera cómoda que uno viste como una virtud particular en un mundo de sobriedad en el vestir sencillo.

Todos estamos familiarizados con sus iconos – Lapo Elkann, Bryan Ferry – pero incluso cuando vestirse casual sigue siendo celebrado en un estilo de mocasines Gucci sin medias, la corbata anudad como un pañuelo de bolsillo o el uso de bolsillos de parche de estilo chaqueta en un traje azul marino – la manera informal de la vida se ha ampliado hacia lo convencional.

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