MIT, Massachusetts.
MIT, Massachusetts.

Pese a que cuando uno se refiere a la creación humana se piensa en tecnología o procesos de , hay un producto que supera a los demás: el . Con esto se respetan los derechos fundamentales y se atribuyen responsabilidades a las personas dentro de una sociedad. Sin embargo, toda regla tiene su excepción, por tanto, también hay gente que no obedece.

Ante eso, el (Massachusetts Institute of Technology) creó en 2016 un premio a la desobediencia responsable o el cuestionamiento del statu quo. Esto también implica el planteamiento de otros sistemas sociales y desobediencia civil siempre dentro de un marco razonable y con objetivos éticos y constructivos. No se trata solo de desobedecer “al de arriba” sino que genere una mejora para la sociedad. El nombre: Disobedience Awards.

Joi Ito, director del MIT Media Lab, una rama de la Escuela de Arquitectura y Planificación dentro del MIT, comenta que “cuestionar a la autoridad y pensar por nosotros mismos es un componente esencial de la ciencia, de los y la sociedad”.

Un ejemplo es el libro “Sobre las revoluciones de las esferas celestes” (1543) en el que Nicolás Copérnico afirmaba que girábamos alrededor del sol. El sufragio femenino en España (1931) se consiguió después de la presión social que buscaba el voto universal para mayores de edad y personas en facultad de razonar. El (2005) es un tema conflictivo pero que ha abierto la posibilidad a otras estructuras sociales.

Para dichos cambios, lo que hacía falta era una desobediencia civil responsable a lo largo de años o décadas. Con el esfuerzo de mucha gente, varios dogmas se vinieron abajo, precisamente cuando fueron cuestionados. Dogmas como que la Tierra es el centro del universo, que las mujeres no son lo suficientemente inteligentes para votar sabiamente y que solo hay un tipo de matrimonio posible se fueron diluyendo con el tiempo.

El premio del MIT, financiado por Reid Hoffman, uno de los fundadores de y a su vez creador de Do Something (organización para que los jóvenes pasen a la acción), tiene un elevado componente constitucionalista en los .

El cierre del preámbulo de la Declaración unánime de los trece de América de 1776 (que hoy conocemos como Declaración de Independencia) hace una clara alusión a la movilización ciudadana en contra de los «tiranos» del estado.

"Pero cuando una larga serie de abusos y usurpaciones, dirigida invariablemente al mismo objetivo, evidencia el designio de someter al pueblo a un despotismo absoluto, es su derecho, es su deber, derrocar ese gobierno y proveer de nuevas salvaguardas para su futura seguridad y su felicidad".

Así, no es raro que en el MIT Media Lab, surja este premio a la desobediencia.

En enero de 2017, prohibió a la NASA, la USDA (Departamento de Agricultura estadounidense) y la EPA (Agencia de Protección estatal de Estados Unidos) hablar con la prensa o emitir comunicados externos con el objetivo de enterrar la existencia y las evidencias del acelerado cambio climático, materia que preocupa a muchas mentes actuales, como Kaku.

Un día después, las tres agencias tenían perfiles alternativos en redes sociales, de la que destacamos @RogueNASA, la «cuenta “de resistencia” no oficial de la NASA», con una referencia directa con Rogue One, la película de Star Wars que se había estrenado con éxito un mes antes, y su lucha contra el malvado Imperio Galáctico, encarnado por .

En la página oficial del Disobedience Award puede observarse a decenas de monigotes con los brazos cruzados y actitud de clara negativa.

Van Jones, activista político muy conocido en EE.UU., comenta que “no es solo ser desobediente de una forma salvaje/agresiva, sino ser desobediente ante una autoridad ilegítima, y por tanto obediente a las demandas de la consciencia”.

En marzo de 2017, cuando el MIT había propuesto la primera edición del concurso, el New York Times publicó un artículo titulado “Cómo romper/saltarse las reglas reglas/leyes podría hacerte ganar US$ 250.000”. Es muy curioso cómo funciona el mecanismo de la desobediencia civil:

Pero ¿cómo funciona el mecanismo de desobediencia civil?

En un primer momento, gran parte de la sociedad civil se mantiene al lado de la autoridad y así, le otorga poder. Cualquier muestra de desobediencia es tabú e incluso considerada inmoral.

Luego, la desobediencia se vuelve racional: algunos empiezan a mostrar apoyo aunque son rápidamente apartados por la mayoría.

Después, o el movimiento de desobediencia pierde fuerza y queda en el olvido o el proceso termina en algo más grande, que consigue rebasar la barrera de la masa crítica.

Si se alcanza esta masa crítica, el grueso de la sociedad modifica rápidamente su opinión y pasa a engrosar las listas de los desobedientes, aquellos que “antes estaban equivocados pero que ahora son un ejemplo de rectitud”. Cabe recordar que una teoría sobre la opinión de las personas se basa en la espiral del silencio que aparta a las opiniones disidentes de la que tiene más asidero en la sociedad.

Hace unos años, la doctora Mona Hanna-Attisha y el profesor Marc Edwards empezaron a denunciar que en Flint (Michigan) había un problema de contaminación plúmbea. Si bien en un primer momento esta denuncia de plomo, que causa muchas enfermedades, generó que tanto autoridades como ciudadanos de esa localidad los atacaran, en 2016 se destapó el problema a manera de escándalo político.

Luego de publicar sus resultados en diferentes soportes como revistas o medios, en julio del 2017 recibieron el Premio a la Desobediencia otorgado por el MIT Media Lab y los US$ 250,000 que Reid Hoffman, cofundador de LinkedIn, había ofrecido en aquella ocasión. Para el 2018, Hoffman ha ofrecido el mismo premio.