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   Una histórica y emotiva ceremonia abrió este viernes los Juegos Olímpicos de Invierno de PyeongChang, donde se escenificó el acercamiento de las dos Corea con su desfile conjunto bajo una sola bandera y la inusual presencia de autoridades norcoreanas.


Esta aparición de los dos países, partidos desde 1945 y técnicamente aún en guerra, fue el epicentro de la inauguración y desató una sonora ovación de los 35,000 espectadores que llenaron el estadio olímpico del condado surcoreano.


Bajo la bandera con la península coreana en azul sobre un fondo blanco y liderados por la jugadora norcoreana de hockey hielo Hwang Chung-gum y el piloto surcoreano de bóbsled Won Yun-jong, más de un centenar de deportistas desfilaron entusiasmados, una estampa que no se veía en unos Juegos desde Turín 2006.


A continuación, con una conmovedora puesta en escena, se interpretó en el estadio el "Arirang", canción tradicional coreana por excelencia que es considerada el himno no oficial de los dos países y que narra la dramática historia de dos amantes que han sido separados.


A su vez, la atención se centró casi por igual en el palco de autoridades, en el que se sentaron el presidente honorífico de Corea del Norte, Kim Yong-nam, y Kim Yo-jong, hermana del líder norcoreano Kim Jong-un, que ha sido el primer miembro de la dinastía Kim en viajar al país vecino.


La asistencia de oficiales de tan alto rango del aislado país asiático es muy poco común en un evento global como este, y responde a los acuerdos de enero entre ambas Corea, que han logrado un importante acercamiento tras años de tensas relaciones marcadas por los avances del programa armamentístico del régimen de Kim Jong-un.


En el mismo palco estuvieron también mandatarios que hasta hace unos meses no se habrían sentado junto a la pareja norcoreana: el vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, el primer ministro japonés, Shinzo Abe, y el presidente del país anfitrión, Moon Jae-in, uno de los principales artífices del deshielo olímpico intercoreano.