Redacción Gestión

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Con sus incluso con su pasa cada día más tiempo que con su familia y amigos. Sea honesto, pero no se pase de transparente. No es necesario que sepan todo sobre usted.

Todo el mundo sabe qué reacción provoca demasiada confianza… Y un exceso de información sobre lo que pensamos, somos, opinamos, cómo vivimos, o cuánto ganamos, puede resultar perjudicial para nuestra carrera profesional; sobre todo si ésta se desarrolla cotidianamente junto a colegas y superiores con los que convivimos casi tanto o más que con nuestra familia o amigos más íntimos.

Dejando aparte las ventajas e inconvenientes (de todo hay) que implica ser amigo de nuestro jefe o tener amigos entre los compañeros de trabajo… Y dejando aparte incluso los excesos de amistad y relación con unos y otros, debe tener en cuenta que la transparencia exagerada con quienes convives cada día en tu entorno laboral puede traerte problemas. Conviene preservar una esfera privada y guardar para usted ciertas cosas que nadie debería conocer:

1. Para empezar, si le da demasiada información a su jefe comete un error. No tiene por qué contarle lo que hace en su tiempo libre, los fines de semana, con quién sale; u ofrecerle datos sobre su vida familiar y amistades. Quien le manda no tiene por qué saber nada de esto.

2. Muchas de las cosas que dice, y la información que brinda pueden afectarle en un escenario laboral en el que la línea entre la vida personal y la profesional queda casi completamente difuminada. Tenga en cuenta que determinadas herramientas y fórmulas de contacto hacen posible una accesibilidad las 24 horas que acarrea una disponibilidad nunca vista por parte de los empleados. Esa forma de vida que publica sin pensar en las consecuencias puede hacerle candidato a esa disponibilidad exagerada por parte de su empresa y de quien le manda.

3. Evite una sinceridad excesiva acerca de sus problemas personales. Cuidado con hacer pública su negatividad hacia los compañeros, el trabajo, el jefe o incluso su vida privada. Aquí inevitablemente entra en juego su actividad en redes sociales. Vomitar en ellas lo mal que le ha ido el día, criticar a su empresa, a su jefe o a sus compañeros de trabajo es una mala idea. Y peor aún es caer en el insulto.

4. Si decide quejarse (sobre todo de su superior), tenga en cuenta que la queja debe ser concreta, porque el objetivo cuando la emite es que algo cambie. Cuanto más concreta sea, más fácil será lograrlo.

5. Conviene que estos arranques de sinceridad estén basados en hechos, y nunca en juicios o interpretaciones.

6. Debe decirle a su jefe cómo le hace sentir aquello que critica, dejando claro lo que quiere. Hable en términos de necesidades, si es que precisa más apoyo o busca un trabajo retador…

7. En cualquier caso, vomitar las quejas sobre todo en redes sociales no es una buena inversión de futuro. No solo porque alguno de los citados pueda llegar a verlo. También debe tener en cuenta que los reclutadores y otras empresas están rastreando las redes, y esas protestas quedarán ahí para siempre. Piense en el día que quiera cambiar de trabajo.

8. El exceso de información que puede perjudicarle también se refiere a las fotos o comentarios que tienen que ver con su vida privada. Algunos piensan que hacen un uso adecuado de las redes, pero en realidad están asumiendo un altísimo riesgo profesional.

9. Es muy fácil hablar y aconsejar, aunque resulta difícil poner en práctica los consejos. La situación más complicada se da cuando tienes un jefe que te amarga la vida, que es un inepto y ejerce una influencia tóxica. A pesar de todo, cuidado con lo que dices y cómo lo dices: si tu jefe no está a la altura de tus expectativas, la mejor manera de transmitir lo que crees que hay que mejorar es hacerlo con serenidad, firmeza y corrección.

10. Si después de hacerlo no hay cambios que te satisfagan, la opción es clara: márchate a otro proyecto profesional. Esto es lo que suele llevar a decir que la gente se va de sus jefes, no de sus empresas.

11. No airees que estás buscando trabajo. Cuando uno busca empleo desde su actual puesto, las consecuencias dependen de quién lo sepa. No es igual mantenerlo en secreto o que el jefe esté al tanto de esa búsqueda. Y las implicaciones personales y profesionales pueden ser distintas si, a pesar de no haberlo comunicado, nuestro superior se entera.

12. No le diga a su jefe que está mal pagado, ni compare su sueldo o el de otros compañeros con el suyo.

13. Tenga cuidado con determinadas circunstancias de socialización con su jefe o con sus colegas de trabajo que pueden hacerle especialmente transparente y vulnerable. En esos momentos se baja la guardia y se hacen o se dicen cosas de las que uno puede arrepentirse. Es algo así como ampliar un rol profesional a un ámbito que en su origen es privado.

14. La clave está en que todo lo que aparece cuando está de copas, o si va al gimnasio, a un evento, o participa en algún deporte o competición con sus compañeros, no se queda ahí. Esa influencia ya habrá afectado a su imagen y no podrá separarse de su marca profesional.

15. De la misma manera que en la entrevista de trabajo no deben hacerle preguntas sobre su salud, origen étnico o extracción social, ni pueden tomar decisiones en función de la fotografía que adjunta con el currículo ni por causa de la edad (por exceso o por defecto), hay muy pocas situaciones en las que le conviene airear su historial médico, o si padece determinadas enfermedades.

Diario Expansión de EspañaRed Iberoamericana de Prensa Económica (RIPE)

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