Redacción Gestión

redaccion@gestion.pe

"Un maestro en el arte de vivir no establece ninguna distinción clara entre su trabajo y su obra; su labor y su tiempo libre; su mente y su cuerpo; su educación y su recreación. Él apenas sabe cuál es cuál. Simplemente persigue su visión de excelencia a través de lo que está haciendo, y deja a otros que determinen si está trabajando o jugando. A él siempre le parece que está haciendo las dos cosas".

Para Claudio Fernández-Aráoz, esta cita de L. P. Jacks describe algunos de los profesionales más inspiradores, felices y exitosos que conoce. El mensaje principal es claro: encuentre un trabajo que le guste –uno que le permita dar lo mejor de sí mismo– y no parecerá trabajo en absoluto.

Sin embargo, el corolario también es importante: hay que abordar nuestras vacaciones con la misma tenacidad con que desarrollamos nuestras vocaciones, y usarlas para volver a la oficina mejor que antes.

Tomemos el ejemplo de mi amigo Juan, el expresidente y CEO de una firma top de servicios profesionales, quien ahora participa activamente en varias iniciativas sociales. Él ve las vacaciones como una manera de limpiar y agudizar su mente, y ha organizado en los últimos 25 años viajes anuales de excursión con su mujer y otras tres parejas.

Durante una semana, ellos recorren impresionantes montañas, parques nacionales o reservas naturales formando dúos diferentes a diario para que todos tengan la oportunidad de conversar entre sí. Antes de retirarse del cargo de CEO, Juan trataba de tomar estos descansos justo antes de las reuniones con sus socios globales porque notaba que sus ideas, iniciativas e incluso discursos se volvían mucho más centrados, profundos, claros y potentes, a pesar de que él no pasaba ningún tiempo trabajando activamente en ellos.

Para Richard, una respetada autoridad académica y mundial en liderazgo, las vacaciones son también cosa seria. Él y su esposa varían de forma consciente la forma en que pasan su tiempo libre. Una o dos veces al año toman "vacaciones de aprendizaje" a lugares que no conocen bien. Investigan los sitios y restaurantes que no deben dejar de visitar en su destino elegido; además planifican su itinerario meticulosamente y con frecuencia reservan un guía y conductor si ninguno de ellos hablan el idioma local. Cuando llegan a su destino, ellos exploran y pasan mucho tiempo hablando con la gente local.

Ellos complementan estas ajetreadas vacaciones con dos clases de relajación: una estancia anual en un tranquilo hotel boutique de playa (nada de lugares para toda la familia), a donde solo llevan libros, protector solar y equipos de buceo; así como con frecuentes visitas a su propia casa de playa para un "momento de relajación" –sin invitados o trabajo, solo reflexión y jardinería.

¿Qué podemos aprender de estos verdaderos maestros en el arte de vivir para poder disfrutar de nuestro tiempo libre?

Moverse y ejercitarse. La ciencia evolutiva nos dice que nuestros grandes cerebros no se desarrollaron mientras estábamos descansando, sino mientras estábamos ejercitándonos. Nuestros antepasados se movían todo el tiempo. Y debemos usar nuestras vacaciones para hacer lo mismo, especialmente los que trabajamos todo el día en un escritorio o asistiendo a reuniones.

Encontrar hermosos y pacíficos lugares. La naturaleza no solo le ayuda a escuchar su voz interior; también puede inspirar nuevos propósitos y pasiones. Mi esposa María y yo estábamos caminando por el hermoso Cañon Júcar en Castilla-La Mancha, cuando decidimos mudarnos de Madrid a Buenos Aires para que yo pudiera hacer el cambio de trabajo más importante y exitoso de mi vida.

Conocer gente diferente e interesante. En uno de los cuadernos de Leonardo da Vinci, hay una lista de 15 tareas pendientes. Al menos ocho de ellas implican reunirse con otras personas y dos se centran en los libros de otras personas. Las personas más productivas del mundo son muy curiosas y colaborativas y buscan de forma constante tener nuevas amistades y aliados –incluso cuando están de vacaciones.

Estar dispuesto a invertir. Muchos de nosotros estamos predispuestos a los lujos tangibles. Gastamos más en casas, autos, ropa y otras cosas que pronto pierden su atracción inicial y generan todo tipo de preocupaciones y necesidades de mantenimiento, que lo que destinamos a las experiencias, las cuales según estudios ofrecen más satisfacciones a largo plazo y también la oportunidad de aprender y crecer. Las vacaciones de calidad son una de las inversiones de mayor retorno que uno puede hacer.

Planificar de forma adecuada. Nunca deje sus vacaciones al azar. Un transporte aéreo sin escalas, alojamiento agradable, restaurante garantizado y reservas de excursiones –todo esto hará que su tiempo libre sea más productivo y agradable. Además, la misma preparación puede ser divertida. Imagine todo lo que podría hacer, luego elija los lugares y actividades que le dará mejores oportunidades de renovación y reinvención y le permitirán crear los recuerdos más inolvidables.