(Bloomberg).- Hasta hace poco, la postura de poder tenía todo lo necesario para convertirse en un éxito viral dentro de las técnicas de auto-ayuda: un nombre pegajoso, haber sido la segunda TED Talk más popular de todos los tiempos, y aún mejor, tener ciencia que la respaldara.

Todo lo que usted tenía que hacer era pararse como una persona poderosa durante unos cuantos minutos, y entonces, se convertiría en una. Pero, ¿puede una idea simple, alguna vez inmersa en las fauces de la industria de consejos laborales, sobrevivir aun cuando la ciencia deje de sostenerla?

[Etiqueta]

"Yo la sigo utilizando", dijo Carla Sorey-Reed, coach ejecutivo, fundadora y CEO de Women Interrupted. Su confianza en la postura de poder permanece intacta aún cuatro semanas después de que la investigación psicológica que sustenta la idea comenzó a desmoronarse en público. "¡Yo la hago! Cuando estoy en una reunión con algún cliente nuevo", dijo Sorey-Reed.

En el 2010, un grupo de investigadores demostraron que pararse durante solo dos minutos en diferentes posiciones dominantes (como la de la Mujer Maravilla) incrementaba los niveles de testosterona y disminuía los de cortisol. La postura de poder, entonces, traía beneficios tanto físicos como psicológicos. Dos años antes, Amy Cuddy, una de los autores de ese estudio, convirtió la tentadora idea en una TED Talk que resultó extraordinariamente popular.

Altos ejecutivos y empleados de oficina, ayudados por consultores y coaches, comenzaron a usar la postura. Esta resultó particularmente atractiva para las mujeres. Se convirtió en otra "herramienta de lenguaje corporal" que una mujer calificada y con poco reconocimiento podría usar para vencer el sexismo que existe en el ambiente laboral. Ponerse de pie firmemente frente al espejo por dos minutos resultaba mucho más sencillo que hacer frente a un problema sistémico.

Pero algo extraño sucedió en el camino de hacer de la postura de poder una pieza moderna de sabiduría popular. La investigación fue atacada por uno de sus propios investigadores. Dana Carney, profesora asociada de la Haas School of Management de la Universidad de California-Berkley, escribió una acusación de su propio trabajo el mes pasado.

"No pienso que los efectos de la 'postura de poder' sean reales", dijo a través de un comunicado en su sitio de internet. Carney no tan solo ya no estudia los efectos de las posturas de poder, sino que invita a otros para que dejen de hacerlo y dice que ya no incluye el tema en sus clases. Su renuncia a la postura de poder llega después de críticas por parte de otros investigadores y de múltiples réplicas fallidas de la investigación original.

"No soy un científico", dice Matt Kohut, socio de KNP Communications, una firma de coaching ejecutivo. "Pero sé que si algo le hace sentir seguro, independientemente de si puede demostrarlo a través de una prueba, es algo útil".

[Etiqueta]

La firma de Kohut todavía recomienda la postura de poder como una técnica de concentración previa a una gran presentación. La técnica frecuentemente se aplica detrás de escena y no enfrente de grandes grupos. Imagine qué ridículo sería pararse firmemente con los brazos en posición victoriosa enfrente de un salón lleno de gente.

Tener un poco de respaldo científico (y una TED Talk con más de 37 millones de visualizaciones) ha ayudado a los coaches a atraer clientes con esta técnica. Actuar solo es actuar. La postura de poder, según la investigación de Cuddy, promete cambiar a la persona. "Después de que Amy lo popularizó, fue mucho más sencillo hacer que la gente lo intentara", dijo Kohut. Eso le da legitimidad al coaching.

De cualquier forma, la industria del coaching industrial no hace la mayoría de sus sugerencias basándose en la ciencia. Muchas de las firmas de coaching insisten en que ya promovían prácticas similares a la postura de poder antes de que surgiera la TED Talk de Cuddy. Siempre y cuando las técnicas hagan que la gente se sienta mejor, eso será lo que realmente importe.

TAGS RELACIONADOS