Redacción Gestión

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¿Quién es un ejemplo a seguir en el campo de los negocios? El rotundo éxito de Walter Isaacson, autor de la , indica que muchos ven en Steve Jobs una inspiración.

Sin embargo, muchos lectores terminan sorprendidos y decepcionados con la personalidad de Jobs: era, en realidad, un patán con los demás.

Según un , quien realmente se lleva el lugar del ejecutivo más apreciado es Bill Gates, co-fundador y ex CEO de Microsoft Corporation.

El libro de Isaccson, aparte de dar numerosos ejemplos sobre cómo llevar un negocio exitoso, innovar, negociar y sacar lo mejor de la gente, retrata una historia de triunfo, pero también de precaución, según David A. Garvin, catedrático en Harvard Business School.

Jobs vs. Gates"Por un lado, los productos de Jobs son elegantes; por el otro, los de Gates son para nerds. Jobs era poco caritativo, mientras Gates ha gastado su fortuna en caridad. El fundador de Apple realizó fuertes gangas y usó el poder del monopolio para deshacerse de sus colaboradores; aunque el líder de Microsoft algunas veces hizo lo mismo, la filosofía de sus productos era menos restrictiva", señala el artículo.

De acuerdo a Garvin, Jobs no logró crear una atmósfera orientada al desarrollo de las capacidades de su personal, e incluso pisoteaba a quien se interpusiera en su camino. Gates, en cambio, seguía un camino más tradicional: trató de satisfacer las necesidades de sus clientes en lugar de crearlas. "Gates fue mucho más colaborativo que el imperialista Jobs.

El directivo idealEl dilema surge entre ser un jefe amistoso y lograr el éxito empresarial a costa de ganarse antipatías. Sin embargo, estudios revelan que se puede triunfar en los negocios sin convertirse en un patán.

Daniel Vasella, que lideró hasta el 2010, era idolatrado por sus empleados, muchos de ellos innovadores. A.G. Laffley, que dirigió hasta hace un par de años, también era considerado un hombre de negocios exitoso y que hizo amistades en el camino.

Si bien son estilos contrarios, ambos llevaron a dos hombres a revolucionar la industria de la tecnología y la economía mundial, pero ahora sabemos que optar por la vía que menos nos amargue también da buenos resultados. El obstáculo más grande hacia el éxito es, finalmente, uno mismo.