Redacción Gestión

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Las personas con capacidad de llevan a cabo los objetivos trazados a través de las vías correctas, se preocupan por quienes están bajo su mando y permiten desarrollar a los demás sus talentos. ¿Se considera un líder? Si no se calificaría como tal, ¿que le hace falta para alcanzar el verdadero liderazgo?

1. No se consigue los resultados esperados: Los verdaderos suelen superar las expectativas. Cuando la persona no alcanza ningún resultado, no puede considerársele como "líder".

2. Se obtienen resultados de manera equivocada: El fin no justifica los medios. Si la única manera de llegar a los objetivos propuestos es a través de argucias o artimañas, definitivamente, dicho método no encaja dentro del concepto de liderazgo. Si alguien abusa de su influencia, no trata bien a los demás, o confunde manipulación con liderazgo, podrá ganar algunas batallas, pero perderá la guerra.

3. Se presta poca importancia a los liderados: La indiferencia no es una caracteríristica que distinga al líder. Los verdaderos líderes se preocupan por orientar adecuadamente a quienes estén bajo su mando.

4. Se está persiguiendo una posición y no un propósito más elevado: El liderazgo debe entenderse como la capacidad de preocuparse por algo, aún más allá de uno mismo, y llevar a los demás a una posición mejor – incluso si eso implica quedarse en un segundo plano -. El poder, a menudo, está acompañado con el liderazgo, pero no es lo que impulsa a los verdaderos líderes.

5. Se preocupa más por hacer promesas y no por cumplirlas: El liderazgo no se trata de retórica, sino de acciones. Si bien se puede comenzar con fundar una visión, lo fundamental radica en entregarse a la misma. Eso, en última instancia, determinará su éxito como líder.

6. Colocar a la gente en cajas: Cuando el líder le dice a los miembros de su equipo que no pueden hacer algo de una manera determinada, debe mostrarles cómo podrían hacerlo de otra forma. Los líderes no colocan a la gente en cajas, por el contrario, son conscientes de que deben liberarlos, ayudarlos a alcanzar sus objetivos

7. Se han seguido las reglas en vez de romperlas: El statu quo es el gran enemigo de la alta dirección. Los verdaderos líderes comprenden la necesidad de cambio y poseen la capacidad para lograrlo satisfactoriamente.

8. Se repele a los empleados talentosos, en vez de retenerlos: Quienes saben cómo manejar un grupo de trabajo también son un imán de talento. La capacidad de retener a los empleados talentosos y de desarrollar sus habilidades corresponde a los líderes reales.

9. Adjudicarse créditos ajenos: Las personas con capacidad de liderazgo no buscan, constantemente, ser el centro de atención, ellas esperan que la luz brille sobre los demás. Cuando los líderes se refieren a los logros obtenidos, dicen "nosotros", y cuando llega el momento de responsabilizarse por eventuales fracasos, hablan en primera persona.

10. Priorizar el proceso y no a las personas: El líder fracasa como tal, cuando coloca a los procesos por encima de los miembros del equipo que dirige. Los verdaderos guías son conscientes de que sin su gente no queda nada por hacer.