Para Travis Bradberry, quien colabora con diversos artículos para , estar ocupado se ha convertido de alguna manera en una insignia de honor. La idea predominante es que si usted no está muy ocupado, entonces no es importante o muy trabajador. Pero la verdad es que estar ocupado lo hace menos productivo.

Cuando pensamos en una persona súper ocupada, pensamos en un teléfono que no para de sonar, una avalancha de correos electrónicos y un programa que está a punto de explotar con grandes proyectos y emprendimientos paralelos. Esta situación conduce inevitablemente a hacer muchas cosas a la vez en medio de interrupciones, algo 'mortal' para la productividad.

"Cuidado con la esterilidad de una vida ocupada." -Socrates

David Meyer de la Universidad de Michigan publicó hace poco un estudio que muestra que realizar dos tareas a la vez aumenta el tiempo que le toma para terminar ambas cosas en un 25%.

"La multitarea lo volverá lento y aumentará las posibilidades de cometer errores", dijo Meyer. "Las perturbaciones e interrupciones son un mal negocio desde el punto de vista de nuestra capacidad para procesar la información".

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Microsoft decidió estudiar este fenómeno en sus trabajadores y encontró que a ellos les tomó un promedio de 15 minutos para regresar a sus proyectos importantes (como redactar informes o codificar) cada vez que se vieron interrumpidos por mensajes de correo electrónico, llamadas telefónicas, etc. Lo curioso es que ellos no dedicaron esos 15 minutos a los mensajes o llamadas; sino se distrajeron con otras actividades, como navegar por la web por entretenimiento.

"Me sorprendió la facilidad con que las personas se distraían y el tiempo que les llevó retornar a sus labores", dijo Eric Horvitz, el investigador de Microsoft detrás del estudio. "Si la situación es tan mala en Microsoft, tiene que ser también mala en otras empresas".

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Más allá de las interrupciones, el hecho de siempre estar ocupado reduce la productividad porque hay un cuello de botella en el cerebro que nos impide concentrarnos en dos cosas a la vez. Al intentar hacer dos cosas al mismo tiempo, su cerebro no tiene la capacidad de llevar a cabo ambas tareas con éxito. En otro estudio, René Marois y sus colegas de la Universidad de Vanderbilt utilizaron imágenes de resonancia magnética para identificar correctamente una fuente física para este cuello de botella.

"Tenemos la impresión de que tenemos este cerebro que puede hacer más de lo que puede", explicó Marois.

Estamos tan 'enamorados' con la multitarea que pensamos que estamos logrando hacer más cosas, a pesar de que nuestros cerebros no son físicamente capaces de hacerlo. Independientemente de lo que podríamos pensar, somos más productivos cuando manejamos nuestros horarios lo suficientemente bien como para asegurarnos que podamos centrarnos de manera efectiva en la tarea en cuestión.

La práctica de 'atención plena' incrementa su capacidad de enfocarse y concentrarse, ya que aumenta la densidad cerebral en la corteza cingulada anterior (CCA). Como resultado, la multitarea tiene el efecto contrario en esta crítica área del cerebro.

Investigadores de la Universidad de Sussex compararon la cantidad de tiempo que las personas pasan en varios dispositivos (como escribir mensajes de texto mientras ven la televisión) con las imágenes por resonancia magnética de sus cerebros. Ellos encontraron que los grandes 'multifuncionales' tenían menor densidad cerebral en el CCA. Es como si el estar ocupado todo el tiempo (a través de la multitarea) entrena su cerebro para ser irracional e improductivo.

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Dudo que estos hallazgos lo sorprendan por completo ya que todos hemos sentido el 'jalón distractor' de tareas que requieren de tiempo cuando estamos ocupados. Entonces, ¿por qué seguimos haciéndolo?

Los investigadores de la Universidad de Chicago tienen la respuesta. Ellos encontraron que la creencia de que estar siempre ocupado es una señal de éxito y trabajo duro es tan frecuente que en realidad le tememos a la inactividad. Un estudio reciente en esa universidad acuñó el término "aversión a la ociosidad" para describir cómo las personas se sienten atraídas a estar ocupadas independientemente de cómo este hecho perjudica su productividad.

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Los investigadores también encontraron que utilizamos el ajetreo laboral para escondernos de nuestra pereza y miedo al fracaso. Quemamos tiempo valioso haciendo cosas que no son necesarias o importantes porque este ajetreo nos hace sentir productivos; por ejemplo, responder a correos electrónicos que no son urgentes cuando sabe que tiene un gran proyecto que terminar. Es difícil, pero hay que reconocer cuando usted está utilizando actividades triviales para protegerse de la pereza o el miedo.

En resumen Nos sentimos atraídos por naturaleza a estar ocupados a pesar de que esto dificulta nuestra productividad. Como resultado, usted de hecho tiene que reducir la velocidad para hacer mejor las cosas. Cuando no lo hace, las consecuencias pueden ser graves.