Redacción Gestión

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En la década de 1990 muchos niños soñaban con triunfar en el mundo del fútbol y jugar en Primera División luciendo la camiseta de sus clubes favoritos, mientras sus hermanos mayores se veían vistiendo traje de raya diplomática y ganando dinero a puñados en Wall Street; ahora, figuras como Steve Jobs y Mark Zuckerberg han empujado a muchos universitarios a imaginarse su vida en Silicon Valley dirigiendo una gran compañía tecnológica.

La ilusión, el escaso miedo al riesgo y el gran dominio de la tecnología son cualidades de los jóvenes que cada vez más les animan a crear su propia empresa. Hoy emprender está de moda y, como en todo, las nuevas generaciones quieren estar a la última.

Pero el emprendimiento no sólo implica poner en marcha una idea, también hay que mantenerla, crear un proyecto escalable que tenga capacidad de crecimiento y que convenza a los inversores.

En los últimos años se ha creado todo un ecosistema emprendedor que ha facilitado a los recién graduados crear su propia empresa, una salida laboral que ya no se percibe con tanto miedo. De hecho, uno de cada cinco estudiantes universitarios admite que quiere lanzar su negocio, según se concluye en la encuesta Y después de la Universidad, ¿qué?, elaborada por Educa2020 y Fundación AXA, y analizada por GAD3. Aunque es una cifra pequeña, es un porcentaje que ha mejorado en apenas cuatro años. Antes que esta alternativa, se barajan las opciones de trabajar en la función pública o en una multinacional, que tienen mayor peso. De hecho, la principal aspiración profesional entre los jóvenes españoles es trabajar en una compañía del sector privado.

Sin embargo, también despuntan algunas Comunidades Autónomas porque cuentan con una gran cantidad de universitarios que desean emprender. Es el caso de Madrid, Cataluña, Canarias y Andalucía. Según esta encuesta, la capital de España es la que puede presumir de tener a los jóvenes más emprendedores.

Hoy la media de edad del emprendedor español se sitúa en los 40 años, aunque según dicho estudio se estima que en los próximos años se irá reduciendo hasta los 25. El rango medio de edad en la que los innovadores emprenden es lógico, al menos para los expertos que han colaborado en la elaboración del informe Global Entrepreneurship Monitor 2015, que consideran la experiencia, los conocimientos adquiridos (financieros, de negocio, de estrategia, de márketing), y las habilidades de gestión y de negociación fundamentales para poner en marcha una empresa con ciertas garantías.

EcosistemaSegún Joan Riera, profesor de innovación y emprendimiento de Esade, el mayor interés por trabajar por cuenta propia se ha visto impulsado principalmente por un cambio en el entorno y por la profesionalización de la figura del emprendedor.

"En el caso de Madrid y Cataluña se ha creado una industria alrededor del mundo de los emprendedores, pero en general, ahora es más fácil crear una empresa, aunque sigan siendo bastante arduos los procesos administrativos".

Así, aunque el principal problema para poner en marcha un proyecto, según los jóvenes, es la falta de financiación, ahora se ha creado toda una red de business angels, incubadoras y aceleradoras que facilitan los primeros pasos de la start up. Los nuevos emprendedores tienen herramientas para superar estas trabas. El único hándicap al que no pueden poner remedio es su falta de experiencia y la escasez de contactos. Para ello, recomienda asociarse con alguien más sénior y formar un equipo mixto, uno de los planes inmediatos cuando se empiece a ganar dinero. Un error típico es rodearse sólo de contemporáneos y no hay que olvidar que el inversor apuesta más por un equipo que por una idea.

"De lo que se trata es de crear empresas", sentencia Luis M. Cabiedes, socio de Cabiedes & Partners, quien considera además esencial contar con cierta experiencia antes de lanzarse a la aventura de emprender. Cabiedes critica que muchos jóvenes crean que las ideas son lo más importante "y confunden emprender con innovar". Asimismo, considera que "no es necesariamente una buena noticia que los jóvenes prefieran emprender a trabajar por cuenta ajena" y recuerda que las mejores economías "están formadas por grandes empresas que generan empleo".

"Grecia cuenta con la mayor tasa de jóvenes emprendedores de la Unión Europea", señala con cierta ironía el inversor, y no es para menos. En todas las generaciones ha habido ídolos a los que los más jóvenes han querido parecerse y hoy día parece que ese efecto arrastre lo ejercen figuras como la del fundador de Facebook. Sin embargo, una start up sólo es una empresa emergente, por lo que es completamente fundamental que el emprendedor tenga claros conceptos básicos de negocio.

Aun así, este rejuvenecimiento no sólo se ha producido entre los emprendedores, sino que también se da entre los inversores. "Ya hay profesionales con 30 años que han creado su propia empresa, han tenido éxito, la han vendido y ahora se dedican a invertir en nuevas ideas", señala Riera. Aunque, de momento, éstos sean escasos y los exits que se viven en España se den a cuentagotas. Es más, la mayoría de inversores está esperando que se produzcan más ventas y haya más movimiento corporativo en este sector.

De momento, el perfil tipo de emprendedor responde al de un hombre metido ya en la treintena que, tras unos años adquiriendo experiencia, decide crear su empresa. La red de contactos, el acceso a la financiación, los conocimientos necesarios para gestionar como se debe un negocio y el equipo adecuado son algunas de las ventajas de las que disponen los sénior frente a los júnior.

Y, aunque los jóvenes no andan desarmados y cuentan con la frescura, el arrojo para lanzarse a la aventura y las ganas de triunfar, aún no tienen la experiencia necesaria. Podrán triunfar, unos pocos, gracias a ideas disruptivas y a aliarse con los profesionales adecuados, pero para la gran mayoría el proceso emprendedor será un arduo camino.

Diario Expansión de EspañaRed Iberoamericana de Prensa Económica (RIPE)

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