pronunció en el 2005 un emocionante ante los estudiantes de la Universidad de Stanford que ha pasado a la historia como una de las conferencias más célebres de un líder empresarial. Sus palabras eran sencillas y su relato se basó en una experiencia personal que ayudó a que su público empatizara con la historia.

En principio, cualquiera pensaría que sería capaz de hacer lo mismo, ¿pero por qué algunas conferencias triunfan y otras, en cambio, no consiguen conectar con su audiencia? ¿Por qué sigue siendo uno de los mayores temores de casi todas las personas, superior incluso al miedo a las alturas?

En materia de exposición oral, las son un referente indiscutible desde que, hace ya diez años, comenzaron a publicarse online. Desde entonces, las llamadas Ted Talks han ofrecido lecciones inolvidables para entender qué define a un orador brillante.

Su influencia y el número de seguidores que tiene en plataformas como YouTube y en su web (www.ted.com) se incrementa año tras año. Solo en el 2015, estas conferencias de apenas 18 minutos de duración, tuvieron más de mil millones de vistas.

Ahora, su director, Chris Anderson, explica en el libro Charlas TED. La guía oficial TED para hablar en público (Ediciones Deusto), los secretos del noble arte de hablar eficazmente, es decir, de sembrar una idea en la mente de los oyentes, de regalarles conocimiento. Y, por supuesto, de hacerlo sin sufrir más de la cuenta.

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No solo se trata de hablar.Si solo se tratara de comunicar, ¿qué diferenciaría un discurso de un texto escrito? Cuando un conferenciante se dirige a una multitud, su voz y presencia juegan un papel clave. Su mensaje se perderá si se balancea, si se mueve de manera nerviosa sobre el escenario o si adopta un tono monocorde en el discurso.

En cambio, si expone con sentido y de manera ordenada, el ponente conectará con su audiencia, despertará su curiosidad, la entusiasmará, la hará actuar y, a fin de cuentas, convertirá la información de sus palabras en inspiración. Y la inspiración fija ideas.

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La magia de una buena historia.Personalizar el relato hace que las personas que lo escuchan conecten con el ponente. Si la historia es buena, los cerebros de los asistentes se sincronizan. La magia ocurre. Es entonces cuando la audiencia está preparada para entender conceptos difíciles o para demoler ideas obsoletas.

Dos técnicas agilizan ambos procesos: la explicación que, gracias a la curiosidad y al uso de metáforas y de ejemplos, actualiza el mapa mental de los oyentes y la persuasión que convence al público de que su manera de ver el mundo no es del todo correcta y le invita a la reflexión.

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Antes de subir al escenario.Algunos conferenciantes prefieren escribir un guión y memorizarlo. Otros optan por crear una estructura de sus ideas, pero sin escribir el discurso. Mientras estén preparadas, ambas fórmulas pueden ser la base de una charla excelente.

La clave es ensayarla, como hace un músico antes de tocar o un actor antes de interpretar a su personaje. El ensayo es precisamente la herramienta que más utilizaba Steve Jobs antes de presentar cada nuevo lanzamiento de Apple.

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¿Qué me pongo?Lo último que alguien necesita antes de ofrecer una conferencia es preocuparse por su vestimenta. Lo ideal es resolver este problema lo antes posible y para Kelly Stoetzel, directora de contenidos de TED, la pista es vestir solo un poco mejor que su público.

Trucos para ganarse al público.Aunque no todas las conferencias se prestan a ello, contar anécdotas, incluir el humor, recurrir a la sátira o tener preparada alguna historia cotidiana o un comentario gracioso son recursos que pueden reforzar el vínculo con los oyentes.

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Actitudes que arruinan la charla.Los comentarios groseros, el sarcasmo y alargar demasiado algunas explicaciones harán fracasar de inmediato cualquier conferencia.

Ted Talks, cuando la charla se hizo viral.Aunque los eventos anuales de TED comenzaron a celebrarse en 1984 en Monterrey (California), no fue hasta el 2006 cuando sus charlas se convirtieron en un fenómeno global de la mano de Chris Anderson. En junio de ese año, la organización decidió publicar seis conferencias en Internet.

En solo tres meses, estos vídeos se reprodujeron un millón de veces, un éxito que obligó a sus promotores no solo a crear una nueva página web para alojar su contenido, sino a replantearse el proyecto entero.

La duración de cada charla es 18 minutos como el discurso que Martin Luther King pronunció en 1963 y los temas, que en un principio versaban sobre tecnología, entretenimiento y diseño (de donde proceden las siglas TED), se han ampliado hoy a cualquier temática.

El experto en creatividad sir Ken Robinson ha ofrecido la charla TED más vista, con 41 millones de visitas.

Diario Expansión de EspañaRed Iberoamericana de Prensa Económica (RIPE)