Redacción Gestión

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Carles Puyol (FC Barcelona), Julen Guerrero (Athletic Club), Francesco Totti (Roma), Ryan Giggs (Manchester United), John Terry (Chelsea FC) o Manolo Sanchís (Real Madrid) no comparten los colores de un equipo de fútbol, pero tienen algo en común: son lo que se denomina one club man, deportistas que han jugado en un mismo equipo a lo largo de toda su carrera. Juan Rosell, presidente de la CEOE, afirmó la semana pasada que "el es un concepto del siglo XIX". Es cierto que cada vez se habla más de profesionales independientes que de empleados.

Sin embargo, junto a estos freelance, autónomos o nómadas del conocimiento knowmads, conviven trabajadores que permanecen en una misma organización porque quieren; ni se plantean que sea algo trasnochado. "Lo que mantiene unidos a los profesionales a una empresa son los objetivos y los intereses o valores comunes. Si eso falla o son divergentes, da igual el talento, las cualidades o el valor del profesional o de la empresa, porque están dirigiéndose a lugares distintos", afirma Andrés Pérez Ortega, consultor en estrategia personal.

Escoger el camino más adecuado para ser empleable siempre que la situación personal y económica lo permita es la clave del crecimiento profesional. Ser one club man tiene sus pros y su contras, todo depende de una buena gestión para que llegado el momento de la ruptura, todo fluya con naturalidad.

Los beneficiosPérez Ortega asegura que "esa especie de co branding entre empresa y empleado vincula los valores y los resultados de la compañía con el profesional". De eso va este juego: de un toma y daca en el que ambas partes ganan. Sodexo puede ser un ejemplo. Su consejero delegado, Michel Landel, comenzó su carrera profesional en la multinacional en 1984, y puede considerarse un one club man, aunque nadie le haya otorgado el título… por ahora. François Gaffinel, director general de Sodexo BI, señala que esta condición implica "ser reconocido como una persona capaz de comprometerse y aportar todo su talento a un proyecto profesional que lo convierte en vital".

Añade Gaffinel que "si has sido one club man conocerás tu empresa y tu sector como nadie. Eso es un valor a alza, aunque necesitarás ampliar tu mirada. Pero un auténtico one club man sabrá jugar excelentes partidos con otras banderas, si la vida profesional lo requiere".

La organización tiene que poner de su parte para generar estos embajadores. Carmen Bustos, CEO de la consultora estratégica Soulsight, asegura que lo realmente importante es que "el entorno permita que estos profesionales puedan desarrollarse, crecer y aportar a la organización lo que llevan dentro de forma espontánea y no sólo lo que se espera de ellos. Para ello son fundamentales la confianza y la seguridad".

Los perjuiciosSin embargo, ese compromiso, no siempre perdura en el tiempo y está claro que supone un riesgo si no es recíproco. Ignacio García de Leániz, profesor de recursos humanos en la Universidad de Alcalá de Henares, apunta que el riesgo de estos perfiles radica en que "la organización tiende a abusar de ellos asignándoles los proyectos y tareas más complejas o desagradables, en detrimento de un correcto balance entre vida profesional y privada. Hay que recordar para su correcta gestión que la lealtad supone reciprocidad, a diferencia de la mera fidelidad, que implica subordinación".

Otro riesgo al que se exponen los one club man está relacionado con su prestigio y el de la empresa. Ambos van en paralelo, por eso, como apunta Pérez Ortega, "si va bien, como puede ocurrir ahora con Google o Apple, el valor del profesional crece, pero si hay un problema, como en el caso de las cajas de ahorro, van a meterte en el mismo saco". Por eso, recomienda, si es posible, que "el profesional trate de mantener un prestigio, más allá de la empresa tratando de ser visible en otros entornos".

La gestión¿Cómo quieres que te vean? Ésta es la pregunta que plantea Nekane Rodríguez, directora general de Lee Hecht Harrison, cuando se trata de gestionar tu marca si eres un one club man. Aconseja "trabajar en el desarrollo de una marca partiendo de cómo transmites el mensaje al mercado, pensando no tanto en quién eres sino quién quieres ser y cuáles son los atributos que necesitas para dar ese salto, que tiene que ver con la actividad en el sector y los colores". Rodríguez señala que hay que tener especial cuidados con los valores, con los propios y con los de la organización, "porque se puede entender como una traición".

La gestión de tu condición de one club man es interna o externa. En el primer caso, "pasará por buscar nuevas aspiraciones en la organización, abriendo nuevas líneas de negocio. También se puede plantear el problema y explicar a quien corresponda que la empresa no responde a tus inquietudes", dice Gaffinel.

La rupturaDecir adiós a una carrera, en muchos casos a una vida vinculada a una marca, requiere habilidad. Bustos afirma que "si se trata de un líder natural, casi con seguridad, sabrá dar un giro, poner en valor lo que para él es la compañía e intentar dar un salto interno o externo sin que sea traumático. Diálogo y escucha son también básicos en este punto de inflexión".

Pérez Ortega aconseja "entender y gestionar la separación como un cambio de socios, no como un divorcio traumático. Y hablar siempre bien de los años de convivencia, de los logros y éxitos conjuntos igual que se hace en la prensa rosa: 'Seguimos siendo amigos y nos mantienen unidos dos hijos maravillosos'".

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