Redacción Gestión

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Prohibido tener fotos familiares. Así rezaba la medida que impuso a sus trabajadores hace unos años la delegación galesa de recaudación de impuestos sobre la renta y aduanas.

¿La razón que esgrimía el organismo público? El supuesto desorden que ocasiona tener fotos de los vástagos sobre la mesa. Los hijos como justificación del zafarrancho. Después matizaron y solo obligaron a meter las fotos familiares en un cajón cuando acabara la jornada.

Las prohibiciones, o los rumores de ellas, siempre son polémicas. Si no, que se lo digan a Ségolène Royal, que hace unas semanas tuvo que ver cómo su nombre se asociaba a una 'despampanante' prohibición: la de usar escotes excesivos.

La titular del Ministerio de Ecología, Desarrollo Sostenible y Energía francés se apresuró a desmentir el puntiagudo tema en Twitter. 'Le Point', que sacó a relucir los escotes, también aseguró que Royal había aconsejado no fumar ni en el ministerio ni en sus espacios abiertos.

No más emails¿Imagina que le prohíben usar el correo electrónico corporativo? Pues los casi 80 mil trabajadores de la empresa Atos, vinculada con la tecnología, lo padecen. En el 2011, su CEO Thierry Breton decidió eliminarlo alegando que mermaba la productividad. Una razón similar esgrimió Marissa Mayer, al frente de Yahoo!, para hacer lo propio con el teletrabajo.

¿Profesional o personal?Lo cuestionable es si estas normas pertenecen al ámbito profesional. "Cuando la prohibición afecta lo personal, hay algo que no funciona bien en la relación empresa-empleado", explica José Cobo, de la escuela de negocios ESCP Europe.

Una fina línea que es peligroso traspasar y que delimita Custodia Cabanas, de IE Business School: "Si un directivo prohíbe, se le va a percibir negativamente. Sin contar con que las restricciones pueden afectar a la productividad del trabajador, porque no tiene el control de lo que hace".

"No hay que imponer, sino convencer al equipo de por qué es necesario un cambio. Por ordenar no vas a ser más líder", señala José Ramón Pin, de IESE.

El código al vestir es un tema espinoso entre CEO y trabajador. Los tres expertos coinciden en que lo importante es que se diferencie entre el tipo de compañía y la visibilidad del empleado en cuestión.

LAS CLAVES

Internet. Otro asunto es la limitación a las redes sociales o la tecnología: "No se pueden poner puertas al campo", dice José Ramón Pin.

Liderazgo. Para José Cobo, el directivo que llega prohibiendo ofrece una imagen de control y desconfianza sobre su equipo.