Disponibilidad total y no desconectar no son los pilares de la flexibilidad laboral, "eso es una vorágine de trabajo desmesurada que rompe las bondades de poder organizar tu vida profesional y personal".

Quien afirma esto es Xavier Baraza, director del Máster Universitarios en PRL de la UOC de España. Él sabe, como el resto de sus compañeros, lo que es trabajar en remoto o, lo que el común de los mortales conoce como trabajar en casa.

Poder organizar la jornada laboral a conveniencia es uno de los mayores atractivos que supone esta opción que, si no se controla, puede acabar convirtiéndose en una condena. "A veces esta autonomía genera en el profesional una ansiedad porque siente la necesidad de justificarse si no atendió una llamada o respondió un correo electrónico. Por otra parte, sin una correcta gestión del tiempo en la que no se contemplen los imprevistos de la vida cotidiana, la jornada se suele alargar. Y lo peor de todo, los hábitos alimenticios no se cumplen comiendo algo delante del ordenador para seguir avanzando. Es lo que se conoce como el síndrome de la patata frita".

Responsabilidad.La cara B de la flexibilidad laboral no tiene porqué mermar lo que, en palabras de Raquel Roca, consultora digital y socia en Mind The Gap, "es un cambio de mentalidad profundo, que afecta a la cultura empresarial, porque lo que se busca es la autogestión de los profesionales para que de manera natural y autónoma, sean capaces de equilibrar su tiempo para dar lo mejor de sí en el trabajo y obtener lo mejor de sí en el trabajo".

Hay personas que son más activas por la mañana alondras y otras que es a última hora del día cuando despiertan de su letargo búhos. Exprimir el momento más productivo es uno de los atractivos que ofrece la flexiblidad… pero recuerda que esa elección supone respetar el momento de descanso u ocio del resto colaboradores y clientes. La tolerancia y el respeto por el horario de los otros es parte de esa responsabilidad obligatoria.

David Córdova, socio de Vinces consultora estratégica en asuntos corporativos y de gobierno, asegura que la flexibilidad laboral nos lleva a ser más responsables de nuestro tiempo y mejores gestores. Somos los principales perjudicados si no lo hacemos bien".

Cuenta que en el despacho trabajan diez personas y que parte del motivo para retener talento es una política de flexibilidad apoyada en la confianza y la responsabilidad". Roca afirma que "la flexibilidad y la libertad van de la mano sólo cuando me dejan tomar el control de mi tiempo profesional, y confían en mi capacidad para cumplir con los objetivos pactados, sin que me presionen en el proceso".

'Smart worker'La tecnología hace libre o atrapa en una red a los profesionales que pueden organizar su horario. "Saber desconectar es básico para no caer en el tecnoestrés. Y, sobre todo, hay que saber controlar la ansiedad que provoca que fallen los sistemas de comunicación", dice Baraza.

En su libro Knowmads, los trabajadores del futuro (Ed. Lid), Roca menciona el lifehacking, un término que acuñó en el 2004 el periodista especializado en tecnología Danny O'Brien: "Una estrategia o técnica para administrar el tiempo propio y las actividades diarias de un modo más efi+ciente". Utilizar la tecnología para conseguir ser más eficientes. Algunos ya utilizan el término smart worker para calificar a aquellos que utilizan la tecnología a su favor, para que la flexiblidad sea sinónimo de libertad, no de condena.

Desconectar, la llave de la eficiencia.

  • Si trabajas desde casa, habilita un espacio para ello, en el que te concentres sin interrupciones.
  • Establece un horario de trabajo que contemple pausas, al menos cada dos horas.
  • Parar para comer es necesario si no quieres ser víctima del 'síndrome de la patata frita'.
  • Escoge la tecnología que te haga más eficiente. No necesitas estar siempre disponible, pero sí conectado.

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