Redacción Gestión

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Todos cometemos errores. Éstos forman parte del camino hacia la generación de ideas creativas e innovación. Precisamente, en organizaciones caracterizadas por contar con una cultura de innovación, la tolerancia al error es clave. Así lo sustentó Fernando Gil Sanguineti, managing partner de , escuela de coaching y desarrollo organizacional.

Aunque determinados errores pueden derivar en altos costos, en perjuicio de la firma, los grandes deben adoptar estrategias para que sus trabajadores asuman riesgos sin poner en peligro a la compañía.

En esa línea, el experto en coach destacó que la supervisión es fundamental, sobre todo, cuando el colaborador inicia un proceso de aprendizaje durante la búsqueda de resultados (es decir, objetivos, y metas de la organización).

Al margen de ejercer una inspección en la labor efectuada por el equipo, Gil Sanguineti enfatizó la necesidad de esclarecer los límites: la comisión de cualquier error es tolerable sólo una vez; de cometerse nuevamente la misma equivocación, el responsable deberá ser advertido, pues no debería haber una tercera oportunidad.

Pero, ¿de qué manera es posible calcular los riesgos para evitar consecuencias desagradables? Para el representante de Jamming, el supervisor debe adoptar un determinado estilo de liderazgo en función a la experiencia del colaborador:

De tratarse de un trabajador inexperto, el líder deberá brindar pautas claras, para luego cerciorarse de su cumplimiento. Una vez que la persona adquiere un nivel de preparación superior, si bien las reglas de juego deben ser claras, el orientador podrá solicitar sugerencias frente a determinardas situaciones.

Si el empleado ha demostrado avances considerables, entonces el líder debe entender que dicha persona ya se encuentra capacitada para asumir desafíos mayores, aún así la cautela es vital. En esta etapa, los aportes brindados por el integrante del equipo evidencian su preparación, por tanto, está listo para tomar sus propias decisiones, previa orientación.

Posteriormente, el puede alcanzar un nivel de desarrollo más alto; así asumirá nuevos retos, por ende, distintos riesgos. Sin embargo, la presencia del líder es clave, él (o ella) deberá contar con acceso a la información pertinente.

A través de dicha estrategia, puntualizó Fernando Gil, el nivel de riesgo es mínimo, se cometen errores pero están calculados, porque el líder propicia que el colaborador, de acuerdo a su etapa de aprendizaje, vaya adquiriendo ciertos niveles de destreza.