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Karen Rojas Andiakaren.rojas@diariogestion.com.pe

Entre los objetos más preciados de su oficina de San Isidro, guarda una fotografía en blanco y negro, donde queda inmortalizado el preciso instante en que alcanza raqueta en mano una pelota de tenis. La instantánea es clave, sobre todo, por una razón: años más tarde, Diana trasladaría sus destrezas deportivas fuera de las canchas.

Gracias al tenis, la hoy gerente de Downing Teal Perú no solo consiguió una beca universitaria en Estados Unidos, también adquirió habilidades que luego le permitirían movilizarse con más efectividad en el mundo de los negocios.

AprendizajeAl igual que sobre los campos de arcilla; para la ejecutiva, es indispensable recorrer con precisión milimétrica el terreno ejecutivo desde el punto de vista estratégico y táctico.

"Cuando juegas tenis, tienes una estrategia planeada porque los rivales no son todos iguales; en los negocios ocurre que también debes planear y aterrizar esa estrategia", señala con la convicción de que, en algunas ocasiones, las circunstancias exigen reacomodar lo proyectado, "porque puede que el oponente no reaccione como esperabas".

A la ejecutiva este deporte no solo le enseñó que el triunfo es un postre que puede saborearse solo si se ha dado el máximo, también le dejó otra lección: es preciso aprender de la derrota.

"Aunque hayas hecho lo posible por ganar, eso solo importa en tu corazoncito, (la caída) tiene que ayudarte a ser mejor en el siguiente partido", sentencia. "(Por eso) si un cliente se muestra inconforme con algo, en vez de latiguearme, escucho lo que tiene que decir para que en otra oportunidad el resultado sea mejor".

Transición¿Pero cómo una tenista que incluso ha participado en campeonatos nacionales de Estados Unidos en singles llega a convertirse en una de las cabezas clave de una para sectores como minería e hidrocarburos?

Diana Rake confiesa que, en una primera etapa, dejó que la versatilidad marcara la pauta en su carrera. No solo ha dado clases de tenis en Roma, también lo hizo en Nueva York cuando estuvo trabajando para un banco.

"Fui adaptándome a lo que pudiera conseguir donde estaba porque estuve casada con diplomático peruano durante 15 años", narra la ejecutiva. De manera que afloró su lado multifacético, sobre todo, cuando en Chile ingresó al sector turístico y en Canadá probó suerte en una compañía dedicada a la venta de joyas.

Los llamaron su atención durante lo que la propia Diana considera el segundo periodo de su trayectoria. Pero transcurrieron diez años para que tentara suerte en un ámbito que cobra cada vez más popularidad: el .

La puerta de entrada fue un curso denominado 'Coaching con Aikido'. Aunque confiesa que la rama ontológica le sonaba en un inicio a "esoterismo", decidió ingresar a ese terreno cuando quedó convencida de que podría aplicar lo aprendido al aspecto organizacional.

Ahora, dice que la mezcla de mujer ejecutiva y coach la ayuda para ponerse "en los zapatos" de los ejecutivos y para generar espacios de escucha.

"Suelo reunirme con varios coach y casi ninguno es ejecutivo, ellos provienen de ramas donde se está en el lado de la escucha y –quizás- de la suavidad; mientras que yo vengo de la otra rama que esta, además, acostumbrada a trabajar con mineros y petroleros que (buscan que las cosas sean más) 'al grano'. Esa conjunción que, al final, es algo bonito y balanceado no es fácil, es un proceso. Aun no termino de amalgamarlo bien, pero eso me ha ayudado a ver el mundo de manera más abierta", puntualiza.