A veces resulta complicado contener ciertas emociones en el trabajo. Esta actividad ocupa más del 40% de nuestros días, así que en algún momento podemos percibir sentimientos extremos, como ira o angustia. Pero ¿hasta dónde "está permitido" demostrar las emociones en el trabajo?

Édgar Cateriano Castello, director de Programas Corporativos de la Universidad del Pacífico, opina que solo deberíamos manifestar las emociones positivas, ya que en el trabajo se debe asumir un rol productivo: "La autorregulación emocional es la clave".

En tanto, Javier Sotomayor, especialista en y docente del CIDE-PUCP, indica que "el manejo emocional es más importante que la inteligencia intelectual y las competencias cognitivas".

Y ambos expertos coinciden en que la clave para controlar las emociones es canalizarlas, pues expresarlas de vez en cuando y a la medida correcta no resulta negativo.

¿La jerarquía importa?Las emociones podrían demostrarse de la misma manera ante colegas y jefes, siempre y cuando surjan de manera asertiva y en un adecuado contexto para todos. Por ejemplo, en una conversación espontánea y no en una reunión.

Sin embargo, Sotomayor recuerda: "Los jefes deben presentar mayor manejo y control emocional que los colaboradores por ser, en muchos casos, el ejemplo a seguir y personas que inspiran a sus equipos".

Pero más allá de los roles en una empresa, emociones como miedo o indignación suelen tener una gran influencia en el entorno.

"Como si se tratase de un efecto dominó, las emociones se contagian de persona a persona", afirma Cateriano.

Cuestión de géneroLas mujeres son más propensas a demostrar sus emociones en el trabajo (y fuera de él) al tener, normalmente, una personalidad más expresiva.

Asimismo, son ellas quienes distinguen mejor emociones como el miedo y el disgusto, de acuerdo a un estudio realizado por científicos del centro Cernec de Montreal.

Medidas y controlLos expertos recomiendan no reprimir las emociones negativas que se puedan sentir durante el trabajo. Pero, durante y después, se deben reconocer y analizar para luego tratarlas.

Para sentirnos mejor con ellas, Édgar Cateriano aconseja hacer deporte, meditar y recurrir a asesores profesionales. "Sugiero autoestimular las emociones positivas. Por ejemplo, escuchar música que nos agrade puede hacer la diferencia entre un día sombrío y uno estimulante".

Por su parte, Javier Sotomayor recuerda que nunca hay que actuar de manera reactiva sin analizar las consecuencias, tomar unos minutos para clarificar los pensamientos y no ver los hechos de manera personal.

Así, la clave es analizar la situación, calmarse e intentar distraerse con algo positivo para encontrar nuevamente paz y energía. Recuerde que su actitud puede influir en el resto.