Redacción Gestión

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Es común encontrarse ante situaciones 'incómodas' en el trabajo donde preferimos guardar la compostura y contener nuestras emociones en vez de . Y es que, cuando se trata de reaccionar ante el , a veces resulta prudente mantenerse en silencio y aceptar la llamada de atención. Pero,… ¿cuán adecuado es esto?

Para Luis Felipe Calderón, profesor asociado de Esan, en esas situaciones se demuestra la inteligencia emocional, es decir, la capacidad para , sin dejar de ser 'conscientes' de los sentimientos del momento. "Tener inteligencia emocional es estar siempre consciente de lo que se siente. Es un error negar las emociones porque mientras menos consciente se es de lo que se siente, menor control se tiene sobre ello", señala.

En ese sentido, Calderón recomienda hacer una evaluación previa a la posibilidad de compañeros de trabajo. "Para ser un mejor ejecutivo se debe tener la capacidad de evaluar cuándo y cómo sacar esas emociones, pues no siempre de deben postergar. Por ejemplo, en el caso típico de un jefe que nos grita delante de los demás, se puede esperar el momento adecuado para conversar con él/ella en privado y expresarle la incomodidad del caso", refiere.

El jefe, el ejemploSi bien en varias empresas existen capacitaciones y talleres que ayudan a los trabajadores a mejorar en el manejo de sus actitudes emocionales, Calderon sostiene que resulta un error dejar de lado a los en estas actividades, pues ellos son el ejemplo a seguir de sus subordinados.

"Las empresas deben preocuparse porque . La única forma de mejorar la inteligencia emocional de todos es que el ejemplo venga de arriba hacia abajo. Si los subordinados ven que sus jefes saben canalizar sus emociones, lo van a tomar como un modelo de lo adecuado", indica.