Redacción Gestión

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1. Los sueños extraños, las pesadillas y las imágenes repetitivas, pueden ser un síntoma potencial de estrés. Además, el mismo genera molestias (cansancio, nerviosismo, etc) en las personas a lo largo del día.

2. El dolor en las mandíbulas es bastante común durante un cuadro de estrés, ya que uno tiende a apretar la dentadura fuertemente mientras duerme, debido a los problemas de tensión. Esto puede generar daños permanentes en los dientes.

3. La pérdida de cabello es otro síntoma del estrés. Puede ser notado al cepillarse o después de tomar una ducha, debido a la cantidad de pelo despedido de la cabeza. Esto se debe a que el estrés debilita los folículos pilosos.

4. La manera en la que el sistema digestivo funciona puede ser afectada por el estado emocional, o mental de la persona. Por ello, el estrés, por lo general viene acompañado de dolores de estómago, diarreas, úlceras y alergias alimentarias.

5. Los movimientos musculares espasmódicos, especialmente relacionados a los ojos, son producidos por el estrés. Conocidos frecuentemente como 'fasciculaciones', se presentan espasmos, temblores y contracciones en el párpado.

6. Cuando una persona no padece de problemas de acné, y de pronto, tiene un brote inexplicable, es bastante probable que este sea producto del estrés. Esta condición tiende a ser la causa de la inflamación y los poros aceitosos.

7. Es común que el estrés ataque el sistema inmunitario de quienes lo padecen, volviéndolos más susceptibles a contagiarse de enfermedades comunes, como resfríos regulares. La reiterada frecuencia de estos contagios podría ser un indicador.

8. En las mujeres, los periodos de menstruación que son irregulares, y la aparición de fuertes cólicos, podrían ser producto del estrés. Este es capaz, incluso, de hacer que el periodo de una mujer se detenga completamente, creando un desequilibrio hormonal.

9. La constante picazón en la piel, y la repentina aparición de erupciones, son un síntoma frecuente. Esta condición disminuye la capacidad del sistema inmunitario, haciéndolo más susceptible a contraer infecciones o sufrir de irritaciones en la piel.

10. Cuando el estrés se vuelve crónico, tiende a aumentar la grasa del abdomen, volviéndose casi imposible de disminuir. Por lo general, también es muy difícil de controlar la ingesta ansiosa de carbohidratos, grasas y demás alimentos calóricos.