(Bloomberg).- Los inversores reciben recordatorios constantes de que es imposible evitar los riesgos en su cartera de valores. A la gente le preocupa el riesgo geopolítico, el riesgo de las tasas de interés, el riesgo de liquidez, perder dinero, la volatilidad, la incertidumbre y la desvalorización constante del capital. La lista es interminable.

Para las decenas de millones de baby boomers, como se les conoce a las personas nacidas entre los 40 y 60 en Estados Unidos, que se jubilaron o lo harán estos próximos años, hay otro riesgo que podría resultar mucho más importante.

La mayor amenaza para la mayoría de los jubilados será durar más que sus ahorros. Como la esperanza de vida sigue subiendo, la gestión del riesgo de longevidad será un aporte fundamental a la administración y planificación de cartera para los 10,000 baby boomers que se jubilarán por día durante los próximos 19 años.

Envejecer es un arma de doble filo en lo que respecta a la capacidad de inversión. El lado positivo es que a medida que uno envejece se gana experiencia valiosa en los mercados, sus activos deberían aumentar y uno debería aprender a evitar errores costosos.

Por otro lado, esas expectativas de vida más altas aumentan la posibilidad de sufrir un deterioro cognitivo en los últimos años de vida, lo cual podría ser un riesgo enorme para los activos y la capacidad de gestionar efectivamente el dinero de la persona.

Un artículo de investigación reciente, Risks in Advanced Age (algo así como Riesgos a una edad avanzada), de Michael Guillemette, profesor de Planificación Financiera de la Universidad Tecnológica de Texas, esboza por qué tiene sentido que los inversores mayores presten atención al riesgo de deterioro cognitivo.

Guillemette detectó que la gente presenta un declive gradual de la capacidad cognitiva que disminuye el rendimiento de las inversiones y el entendimiento de las finanzas a medida que envejece. Además, los inversores más viejos prefieren más estabilidad, o sea, menos exposición al capital accionario, lo que podría ser un problema ante los horizontes de vida más extensos y la necesidad de mantenerse a la par de la inflación a largo plazo.

A la gente mayor también le cuesta más percibir el declive de sus capacidades financieras. Por último, está demostrado que los ricos viven más que los demás, lo que implica que tendrán que invertir durante más tiempo.

Por eso, en algunos casos, los jubilados podrían terminar siendo sus peores enemigos al intentar navegar por los mercados financieros.

Estas son algunas formas que tienen los baby boomers de protegerse del riesgo de declive cognitivo a medida que envejecen:

  • Simplificar la cartera y las finanzas: los mercados financieros pueden ser un sistema complejo y planificar la jubilación no es nada sencillo. Hay que tener en cuenta los impuestos, la seguridad social, los ingresos actuales y las futuras necesidades de crecimiento, las distribuciones, los gastos en salud, la secuencia del riesgo de retorno y mucho más.

La mejor forma de lidiar con esa complejidad para combatir los efectos de la vejez es simplificar la táctica para administrar dinero. Esto puede contemplar medidas como consolidar el número de cuentas y tenencias, crear una declaración escrita de política de inversión, automatizar el pago de facturas y documentar el proceso de inversión. Uno no quiere llegar al punto donde las cosas sean demasiado difíciles de administrar o entender.

  • Probar la planificación financiera generacional: una de las mejores formas de reducir la carga cognitiva al envejecer es incorporar a otros al proceso de planificación de la jubilación. Una gestión de cartera inteligente siempre debería hacer planes para una amplia gama de posibilidades en los mercados con anticipación.

Lo mismo se debería hacer al prepararse para la vejez y el riesgo de longevidad. Los jubilados deben asegurarse de que sus hijos y cónyuges entiendan exactamente cuáles son los planes de inversión para poder tomar las riendas de ser necesario. El dinero suele ser tabú en las familias, pero anticiparse a esos riesgos puede facilitar mucho la transición si y cuando su capacidad de invertir comience a desaparecer.

  • Contratar a un asesor de confianza: otra opción es tercerizar la función de administración de dinero con un asesor de inversión. Entregar la gestión de inversiones o la planificación financiera a la persona o empresa adecuada puede ser una forma excelente de reducir riesgos cognitivos que pueden resultar difíciles de aceptar. Un tercero imparcial puede brindar una evaluación honesta para ayudar a tomar decisiones difíciles cuando llegue el momento.

Al invertir para el futuro, riesgos y recompensas están entrelazados, pero los riesgos no siempre son exclusivos de los mercados financieros. Los inversores nunca dejan de buscar el riesgo más grande en los mercados. Para la mayoría, sin embargo, el riesgo más grande son casi siempre ellos mismos. Mitigarlo será más importante que nunca en tanto no para de aumentar la expectativa de vida.

Por Ben Carlson

Esta columna no necesariamente refleja la opinión de la junta editorial o de Bloomberg LP y sus dueños.