El exceso de trabajo es una fuente de estrés muy frecuente. Es una reacción natural del organismo que actúa como mecanismo de defensa para afrontar situaciones que se perciben como amenazas.

Sin embargo, cuando el estrés se debe al hostigamiento o intimidación continua, podemos estar frente a una situación de acoso laboral. Esta violencia física o psicológica injustificada se da a través de actos hostiles, al que es sometida una persona en el ámbito laboral de forma sistemática, que le provoca problemas psicológicos y profesionales.

El acoso laboral o acoso moral en el trabajo, conocido comúnmente a través del término inglés "mobbing", tiene como objetivo producir miedo, terror, desprecio o desánimo en el trabajador hasta que éste renuncie o sea despedido. La Organización Mundial de la Salud (OMS) lo define como el comportamiento agresivo y amenazador de uno o más miembros de un grupo, el acosador, hacia un individuo, el objetivo o la víctima, en el ambiente de trabajo.

Cuando este tipo de hechos no es atendido a tiempo – advierte – puede producir situaciones psicológicas complejas en la persona, o incluso enfermedades provocadas por el estrés, tales como la depresión, úlceras, problemas cardiovasculares, problemas sexuales, entre otros.

La comisión de ética y transparencia institucional de Petroperú, señala que el 60% de las bajas por depresión en funcionarios se debe a acoso laboral.

Según la OMS, para que se pueda llamar mobbing, deben darse cinco factores:

1. Que no sea un suceso puntual y que al menos se prolongue seis meses.2. Que sea frecuente y suceda, como mínimo, una vez a la semana.3. Que exista una víctima concreta, es decir, que no sea simplemente una situación de mal ambiente laboral generalizado.4. Que el acoso perpetrado no sea consecuencia de la conducta de la víctima.5. Que el acosado no muestre un trastorno de personalidad previo con historial de conflictividad.

Pero este escenario no solo afecta a la salud de la víctima, sino que también a la empresa en general, pues está comprobado que un trabajador acosado psicológicamente reduce su rendimiento y con esto, la productividad.

"En algunos casos, el miedo a ser despedidos y quedar de brazos cruzados, provoca que estas personas oculten esta situación y no lo denuncien a tiempo en sus empresas, ni mucho menos a las entidades competentes. Pero eso no puede pasar, porque mientras no se sepa, nadie podrá tomar cartas en el asunto y evitar que siga ocurriendo", señala Ernesto Velarde, country manager de Trabajando.com Perú.