Dagiana Peves
Carmen Pereyra. Enfermera jefa de Emergencias.
Temple de acero en situaciones de emergencia
Carmen Pereyra acepta que es renegona y que a veces ya no dice “por favor”, sino “¡hazlo ya!”, pero jamás se podrá decir que no cuida a sus pacientes. La enfermera jefa del servicio de emergencias en el Hospital Edgardo Rebagliati Martins comenta que, si es necesario, se pelea con el mundo, pero las personas a su cargo nunca deben rogar por un poco de agua. “Si hace falta, yo misma compro una botella”, predica. La vocación de servir la tuvo desde pequeña cuando se hizo cargo del cuidado de su hermana discapacitada.
A su equipo le recuerda constantemente que todo lo bueno que hagan se revertirá en sus hijos. Ella tiene tres. “Todos brillantes”, afirma. A ellos les enseñó el orden, la disciplina y la honradez. Pereyra ha necesitado de esos valores para pasar noches de guardia entre atentados y esta pandemia. Lo de hoy lo toma con serenidad. “Si Dios quiere, me llevará”, sentencia con valentía.
El servicio es una doble vocación de amor
Ana Príncipe Ponte. Superior de la PNP.
Ana Príncipe, superior de la PNP, cuenta que su situación cambió radicalmente. Antes luchaba contra la delincuencia y ahora extrema medidas de prevención para proteger la salud de los ciudadanos. El poco tiempo libre que le queda lo disfruta en compañía de sus hijas. Ellas son “su razón de vida para seguir adelante”. Aunque se considera una madre exigente, también es tolerante. “Trato de apoyarlas en sus proyectos, aunque tengamos discrepancias, y les recuerdo que soy la única persona que las amará por siempre”.
Además, constantemente les pide que no permitan que les digan que no pueden. “Nunca, nunca, nunca me doy por vencida, el sol volverá a salir mañana ganes o pierdas”, es la frase que Príncipe les repetía cuando eran pequeñas. Confiesa que, por las mañanas, al despedirse de sus hijas para ir a trabajar, muchas veces ellas le dicen que mejor se quede en casa. “Les hago entender que como policía mi vocación es servir a mi país”.
En busca de algoritmos para salvar vidas
Alicia Alva. Ingeniera de sistemas e investigadora.
Alicia Alva pasó dos años de noches de angustia sin saber en qué momento una neumonía volvería a atacar los pulmones de la menor de sus hijas. “Me puse entonces a pensar en aquellas mamás que no acceden al servicio de salud. Por eso nació mi proyecto SamayCOV, para evaluar el riesgo de neumonía”, cuenta la ingeniera de sistemas. Con él ganó el financiamiento de Concytec para luchar contra el covid-19. Pero el mayor premio fue saber que su hija rezaba por las noches para que su trabajo ayude a salvar vidas. Sostiene que aunque ha sido complicado tener que revisar tareas o que la ropa esté limpia al llegar a casa después del trabajo, “ser madre no es un impedimento para realizar los sueños”. Su mayor motivación es que sus hijas también lo hagan. Por eso, la investigadora seguirá diseñando algoritmos de matemática para aplicar en el diagnóstico de enfermedades como lo ha hecho antes con la tuberculosis o el cáncer de piel.
No hay tregua cuando la patria necesita ayuda
Miriam Zenozain. Oficial de Mar Primero.
Miriam Zenozain patrullará este domingo como parte de su deber militar. Aunque su mayor deseo es compartir este día junto a sus hijas y esposo, las circunstancias no lo permitirán. “Ya habrá tiempos mejores, pero ahora la patria nos necesita y la salud es primero”, enfatiza. Zenozain está en la primera línea de lucha contra el covid-19, pero asegura que cuando le toca descansar aprovecha para hacer videollamadas con sus hijas.
La relación con ellas es de amistad y confianza, señala. La enseñanza que desea dejarles es que siempre luchen hasta cumplir con sus objetivos, a pesar de las adversidades. Y que aspiren a ser mejor cada día. “Con tristeza nos alejamos de nuestras familias por el país, pero sé que este esfuerzo no será en vano y en poco tiempo podremos decir que lo logramos”. Para cumplir con esta meta, la integrante de la Marina de Guerra del Perú pide a los peruanos colaboren con su labor quedándose en casa.
El mejor regalo será volver a abrazarnos
Jenny Lévano, cajera de Wong
“No la tengo fácil porque soy mamá soltera”, cuenta Jenny Lévano, cajera del supermercado Wong. Pese a las adversidades, la energía de sus hijos le ayudan a seguir. Ella confiesa que en este contexto tuvo miedo de contagiarse realizando sus labores, sobre todo por el daño que esto podría ocasionar a sus seres queridos. Sin embargo, el respaldo de su empresa para el cumplimiento de sus labores y ser una mujer "guerra y luchadora”, le permitieron continuar. Además, cuenta que las palabras de aliento que recibe de los clientes le ayudan a no dejarse vencer y seguir con la sonrisa que la caracteriza.
Si amas lo que haces todo es menos complicado
Jessica García Ticllas, gerente de agencia de Chorrillos de Mibanco.
“En casa me espera mi hija de cinco años y por eso tengo que cuidarme”, explica Jessica García, gerente de agencia de Chorrillos de Mibanco. Ella cuenta que transportarse en este contexto fue una de sus principales dificultades. Además, del miedo natural al contagio. Describe la relación con su hija como “genial”. Siempre que llega a casa juega y hace las tareas con ella. “Saber que está sanita y feliz es mi mejor recompensa”.