Cambió las canchas de arcilla por las pistas, ciclovías y el mar; las raquetas, por zapatillas; y el desencanto, por la pasión. Hace ocho años, Luis Horna se retiró del tenis con desazón, pero dos después se metió de lleno en el triatlón, que cambió su vida.Hoy, este deporte es su motor. Por ello, en él invierte varias horas a la semana. Hasta ahora, ha competido en cinco medias maratones y dos completas. Y el próximo año proyecta estar en dos más con mejores resultados.

¿Cómo fue el cambio de un deporte a otro?Yo me retiré del tenis a finales del 2009 y estuve un par de años sin actividad física buscando qué hacer con mi vida. Poco a poco, empecé a correr, montar bicicleta, nadar, y al final tomé la decisión de meterme al triatlón.

¿Qué es lo que más le gusta de esta disciplina?Siento que ahora correr es mi terapia, me ayuda a liberar todos mis demonios. El triatlón es la pieza que estaba faltando en mi vida. Esta disciplina me ha brindado un buen balance.

¿En cuántos triatlones ya ha participado?He estado en cinco medias maratones Ironman (70.3 kilómetros cada una) y en dos maratones completas.

¿Cuáles son sus mejores tiempos en estas carreras?Mi mejor tiempo en medio Ironman fue cuatro horas y 39 minutos, en el triatlón de Lima de este año. Y en el Ironman de Barcelona de hace poco llegué con 10 horas y dos minutos. Era más o menos lo que tenía proyectado.

¿Cuáles son sus próximos retos en el triatlón?El próximo año participaré en Ironman 70.3 de Lima y en otras dos más: una de Manta o Costa Rica, y otra en Cartagena o Cozumel (México). Todavía no defino a cuáles iré.

¿Qué marcas espera lograr?En la media maratón quiero conseguir cuatro horas y 30 minutos. Y en Ironman completo, menos de nueve horas. Será una etapa larga, de trabajo y sacrificio.

¿Cómo es su preparación para las maratones?Dedico varias horas al día y a la semana a entrenar teniendo claras las metas a cumplir. Tengo semanas de carga y otras de descarga para que el cuerpo asimile todo el trabajo. Hago periodos entre 14 y 16 semanas previas a cada competencia.

¿Ya no extraña el tenis?No, ya no. Cuando recién me retiré terminé peleado con él. Fue algo similar a la ruptura de una pareja. Pero a los dos o tres años sentía mucha nostalgia, aunque igual no me gustaba verlo ni por televisión.

¿Hoy eso ha cambiado?Sí, el triatlón me ayudó a entender que ya había terminado una etapa e iba a empezar una nueva. Ahora veo tenis con gusto. Me provoca ir al torneo de Miami del próximo año con amigos.

¿No juega tenis ni por hobby?No, porque mi mente y mis ojos dicen una cosa, pero mi cuerpo otra. Entonces, ¿para qué jugar si no puedo encontrar la performance que veía antes?

¿A qué tenistas sigue?A Roger Federer y Rafael Nadal. Es increíble cómo se han repotenciado y vuelto a aparecer juntos, peleando por ser el número uno y jugando de la forma en la que lo hacen. Verlos jugar es realmente un placer.

¿Siente que el triatlón le satisface más que el tenis?Sí, es la pieza que estaba faltando tras mi retiro. Me ha brindado todo. Es irónico porque antes, cuando jugaba tenis, odiaba correr. Sufría con 10 kilómetros a la semana y ahora puedo superar los 100 en el mismo tiempo.

¿Considera que hoy es rentable ser deportista?Es muy difícil. Tengo varias áreas de negocio, o trabajos, para tener ingresos. Tengo una academia de tenis y una empresa ligada al negocio deportivo. Hay que diversificar y tratar de generar ingresos por varias áreas para que sea rentable ser deportista.

Y cuando no practica deporte, ¿qué le gusta hacer?Prácticamente, cada minuto libre lo dedico a hacer deporte, si no estoy con mi familia o trabajando. Soy un adicto al deporte. Incluso he retomado la lectura, pero toda es relacionada a entrenamientos o nutrición.