Ljubicic
Ljubicic

Ivan Ljubicic perdió más de una final entre el 2005 y el 2006 contra . El tenista suizo ya era el número uno del mundo en aquellos años. De 16 encuentros que sostuvieron, el deportista croata solo derrotó a su ‘majestad’ en tres. Hoy es su entrenador y el responsable del despegue de la carrera de Federer.

La diferencia entre ambos, en resultados, es evidente. Ljubicic nunca ganó un Grand Slam. Su máximo logro fue el tercer puesto del ranking mundial hace doce años y alzarse con el torneo de Indian Wells en el 2010. Además, acumuló poco más de US$ 10 millones en premios. ya superó los US$ 110 millones cuando el domingo ganó el Abierto de Australia, y se adjudicó su Grand Slam número 20.

El momento del cambio

Cuando se retiró en el 2012, Ljubicic se dedicó a entrenar estrellas. En su lista de pupilos figuran Milos Raonic y Tomas Berdych.

Sin embargo, en el 2015, necesitaba de un cambio. Los trofeos de los grandes torneos se hacían extrañar en su vitrina. Eran tiempos de Rafael Nadal, Novak Djokovic y Andy Murray. Las lágrimas de alegría del suizo se esfumaron y fueron reemplazadas por las de frustración. Para colmo, una lesión en la rodilla lo obligó a operarse y parar.

Ljubicic se incorporó al equipo de Federer a partir del 2016, tras la salida de Stefan Edberg. Sus pergaminos como tenista hacían dudar sobre qué podía aportarle al suizo, quien dos años más tarde está a pocos puntos de convertirse otra vez en el número uno del mundo.

Según la web especializada Puntobreak, Ljubicic es considerado, en primer lugar, el cerebro detrás del perfeccionamiento del revés de , el golpe históricamente más débil del campeón.

La evolución en ese aspecto del juego es un factor clave para que pudiera derrotar a Nadal, su “bestia negra”, las cuatro veces que se midieron en el 2017, año en que regresó a las grandes ligas ganando los títulos de Australia y ­Wimbledon.

El entrenador, un tipo silencioso ante la prensa y que lo observa siempre en la tribuna, suele ser muy estricto. “He golpeado tantas bolas en los entrenamientos, que fui ganando más y más ritmo hasta que integré el golpe (de revés) a mi sistema”, afirmó Roger Federer el año pasado.

El otro lado

Se sabe, además, que el trabajo del croata nacido en 1979 no solo está vinculado al juego del tenista suizo, que en agosto cumplirá 37 años. Ljubicic también se hace cargo del aspecto mental de un Roger Federer hoy mucho más calmado en los juegos, más pensante y también más agresivo cuando el partido y el rival así se lo permiten.

“Constantemente, está pensando cómo puede hacerme un mejor jugador. Él cree que yo debería jugar, ya sabes, un tenis agresivo”, señaló en Melbourne. “Encajó muy bien. Era amigo de todos, también, antes de comenzar a trabajar con nosotros, lo que es claramente muy útil”.

El extenista australiano Mark Philippoussis cree que la amistad entre Federer y Ljubicic ha sido fundamental para que el vínculo tenga tanto éxito. “Primero eran amigos. Para Roger era importante tener alguien con el que se sienta cómodo. Eso te hace la vida más fácil. Uno puede sentirse así más relajado y disfrutar. Ellos ya entrenaban mucho juntos incluso cuando Ljubicic jugaba en el tour”, indicó Philippoussis.

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