(Bloomberg).- Mientras es interrogado por haber supuestamente sobornado al presidente de Corea del Sur, Jay Y. Lee de Grupo Samsung, está encerrado en una prisión conocida por albergar a multimillonarios condenados, un asesino en serie y una horca, aunque eso no significa precisamente que haya dejado sus funciones como jefe.

Lee no tiene un teléfono ni una computadora; técnicamente, está confinado en su celda casi todo el día, aunque se le permite reunirse con sus abogados en una habitación separada por el tiempo que él desee.

Bien podría usar a sus abogados para comunicarse con sus subalternos en el conglomerado y seguir siendo parte del proceso de toma de decisiones, dijo Kwon Young-june, profesor que investiga gobernanza corporativa en la Kyung Hee University en Seúl.

"Es una cultura retrógrada que encontramos en un país como Corea del Sur", comentó Kwon. "Los ejecutivos pueden conservar sus puestos incluso después de haber sido encarcelados porque ellos también son dueños de las empresas que dirigen", explicó.

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[Jay Y. Lee llega a la Fiscalia de Corea del Sur. Foto: Bloomberg]

El precedente favorece a Lee. El presidente del directorio del Grupo Hanwha, Kim Seung-youn, y el presidente del directorio del Grupo SK, Chey Tae-won, siguieron dirigiendo sus empresas incluso después de ser condenados por delitos y encarcelados. Ellos no solo mantuvieron sus cargos tras las rejas: aún los mantienen.

El caso de Lee no ha llegado tan lejos como esos, ya que Samsung y Lee niegan haber hecho algo malo. Sin embargo, las condiciones de su confinamiento muestran la gravedad de las consecuencias que ha tenido la investigación hasta ahora.

El empresario multimillonario usa un uniforme de prisión azul estándar; solo se le permite salir una hora al día para ejercitarse y no tiene acceso a internet, según una persona familiarizada con su detención.

Su celda sí tiene un aparato de TV, aunque fue fabricada por su rival LG Electronics Inc. y solo muestra programas aprobados por la prisión, agregó la fuente, que pidió mantener su identidad en reserva porque los detalles no han sido hechos públicos oficialmente.

Lee, de 48 años, está detenido para ser interrogado por una investigación de corrupción que motivó la destitución de la presidenta Park Geun-hye.

El vicepresidente de Samsung Electronics Co. está acusado de soborno, perjurio y otros cargos asociados con Park y el confidente de ésta. El supuesto motivo es el apoyo del gobierno para una fusión corporativa que a él le facilitó controlar al gigante de electrónicos de consumo.

Un fiscal especialmente designado para investigar el escándalo de Park tiene hasta fin de mes para emitir una formulación de cargos. Si Lee resulta declarado reo por todos los cargos, enfrenta una sentencia de más de 10 años.

"Es demasiado pronto para especular sobre gestión corporativa", dijo Samsung en un correo electrónico. "En la actualidad, la prioridad es preparar la defensa legal de manera que la verdad salga a la luz en futuros procedimientos en tribunales.

Samsung Electronics cuenta con un sólido equipo de administración en ejercicio, dirigido por sus tres máximos ejecutivos que están a cargo de operaciones comerciales".

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[El centro de detención de Seúl. Foto: Bloomberg]

Lee se encuentra en el Seoul Detention Center, ubicado afuera de la ciudad industrial de Anyang, en el sur de Seúl. Entre sus compañeros internos figura el ex jefe de gabinete de Park, Kim Ki-choon, y Yoo Young-chul, un autodeclarado caníbal que espera sentencia de muerte por asesinar a unas 20 personas.

El recinto contiene una cámara de ejecución. El último ahorcamiento en el país tuvo lugar en 1997.

"Es deprimente, solitario y miserable", comentó Park Lae-goon, de 55 años, un activista que paso casi cuatro meses ahí en el 2015 después de ser arrestado acusado de liderar protestas ilegales. "Ciertamente no es un lugar para que los empresarios acaudalados puedan sentirse cómodos", afirmó.

Y eso puede impedir la capacidad de Lee de mantener sus manos en el timón del grupo en rápido crecimiento, comentó Park Nam-gyoo, que enseña administración de empresas en la Seoul National University.

Lee todavía podría gestionar "asuntos de mantenimiento, de baja intensidad", pero no podría ser capaz de dar el visto bueno al tipo de transformación que Samsung necesita para protegerse contra la competencia, sentenció.