Redacción Gestión

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Tímida, así se califica la gerente general de Bombón Rojo. Aunque empezó enfocando su negocio hacia las ventas por Internet, descubrió que este mercado de y juguetes prefiere probar, ver y tocar antes de adquirir un producto. Así, decidió abrir su primera boutique allá por el 2007. Hoy ya cuenta con seis tiendas y pronto aumentará su línea para hombres.

¿Cómo empezó el negocio?Como trabajé un tiempo en Estados Unidos aprendí sobre ventas por Internet e hice contacto con un amigo que conocía el negocio de los juguetes eróticos. Era un producto tabú que podía adquirirse online. Cuando regresé, pensé que había un mercado.

¿Funcionó?Al final, me di cuenta de que querían un lugar para comprar y mirar los productos antes de pagarlos. Así, abrí mi primera tienda allá por el 2007.

¿Por qué Bombón Rojo?Quería un nombre que sea provocativo como un bombón y un chocolate. A la vez, quería que denote sensualidad y picardía, como lo rojo.

¿No tuvo miedo de ingresar a un segmento un tanto tabú?Eso era romper el tabú. Mostrar que estos productos también pueden ser para cualquier mujer. Debía cambiarle la forma de pensar a la gente. Muchas personas pueden hacer, decir y hacer cosas que nadie sabe dentro de sus cuatro paredes.

¿Cómo anunció su ingreso?Mi mamá sabía que estaba emprendiendo un negocio y siempre me apoyó. Muchos de los productos que importaba primero llegaban a su casa. Le escribía a mi madre diciéndole: Mamá, te van a llegar unos juguetes (risas).

¿Es un trabajo divertido?Es muy divertido. No tengo látigos en mi casa, ni un clóset entero lleno de productos de Bombón Rojo ni juguetes, como todo el mundo piensa.

¿Cómo es la gerente de Bombón Rojo?Cuando se enteran en dónde trabajo, le juegan bromas a mi esposo. Piensan que tengo el látigo y la tanga de chocolate, pero soy tímida.

¿Cómo vence estereotipos?Como soy diseñadora gráfica. En uno de mis trabajos paralelos, un día llegó una revista en la que me habían entrevistado. La gente decía: ¿ella es la gerente? Tan tranquilita que se le veía. Sí, soy tranquila. Para mí este es un negocio. Podría tener un restaurante, pero lo que a mí me apasiona es el diseño y el erotismo, porque considero que la sensualidad está en todas las mujeres.

¿Le piden consejos?En ocasiones me siento como la sexóloga. Si puedes hacer algo especial, hazlo. A veces, me escriben amigas que no veo hace años solo para pedirme consejos de qué usar o hacer.